Los violadores podrán seguir siendo castrados en la República Checa

El Gobierno mantiene su apoyo a la castración quirúrgica como método de tratamiento sobre agresores culpables de delitos sexuales. A pesar de las críticas de Europa, donde el método casi ha desaparecido, especialistas checos lo consideran efectivo y aceptable, ya que es el propio enfermo quien lo solicita.

El primer ministro, Petr Nečas, explicó este miércoles por qué seguirá siendo legal la castración quirúrgica en la República Checa, y no se tendrán en cuenta las críticas que regularmente llegan desde el Comité Europeo para la Prevención de la Tortura.

En primer lugar, argumentó, porque se trata de un tratamiento voluntario, y por ello compatible con los derechos humanos, gracias al cual los psicópatas sexuales pueden evitar permanecer detenidos, en ocasiones, por toda la vida.

Petr Nečas
Insistió Nečas en que no se puede realizar sin el consentimiento del enfermo, y que sirve de tratamiento efectivo.

Al ser considerado un tratamiento para una enfermedad, y no un castigo, lo comparó con el que se hace a quienes padecen un cáncer de testículos, que es similar y no se considera humillante.

Pero ante todo, opina Nečas que la seguridad de la sociedad es la cuestión principal.

“En mi opinión, lo más importante es que tenemos derecho a cuidar de la vida y la salud de las víctimas inocentes”.

Martin Hollý
Tan solo la República Checa y Alemania mantienen hoy día la castración quirúrgica para tratar a trastornados sexuales peligrosos en el marco de la Unión Europea.

Según el Comité Europeo para la Prevención de la Tortura y de los Tratos Inhumanos, la castración es un método humillante, irreversible y lesivo. Además no está exento de serios efectos secundarios como la esterilidad, un posible desarrollo de la osteoporosis, baja inmunidad y riesgo de obesidad.

Desde hace tres años, Europa pide que se abandone el método. Algo que especialistas y responsables checos esperan que no suceda, como por ejemplo Martin Hollý, director del centro psiquiátrico de Bohnice.

“Por un lado es una de las opciones de tratamiento que permite la ley y que no deberíamos dejar que se prohibiera. Por otro, es un método que hay que intentar aplicar en el menor número de casos posible”.

Růžena Hajnová,  foto: ČT24
De la misma manera, la sexóloga Růžena Hajnová, de un centro de tratamiento de Brno, defiende la castración. “No es una tortura de la Edad Media, no se amputa el testículo, se extrae solo la médula hormonal activa, y así se reduce tras un tiempo el flujo de testosterona, que influye no solo sobre el instinto sexual, sino también sobre la agresividad”, explica.

Hajnová asegura que así muchos de sus pacientes han vuelto a tener una vida normal, mientras que con los tratamientos con medicamentos bastan tres meses sin tomarlos para que la actividad hormonal habitual se recupere.

Foto: Rakesh Vaghela,  Stock.xchng
Por lo general, el agresor sexual que se somete a este tratamiento, se reincorpora a la sociedad antes de los que no lo hicieron.

En la República Checa, 85 personas pidieron la castración quirúrgica en los últimos 12 años, pero la tendencia es claramente a la baja recientemente.

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