Los niños en los parvularios son cada vez más agresivos

Foto: ČTK

La creciente agresividad de los niños checos es un fenómeno alarmante. Más cuando tiene lugar entre menores en los parvularios. Las educadoras resuelven casi a diario casos de hostigamiento, robos y consumo de cigarrillos entre niños de entre tres y seis años de edad.

Foto: Comisión Europea
La Inspección Escolar Checa realizó un estudio detallado sobre la situación en los parvularios nacionales en el año 2011. Mientras que los inspectores valoraron positivamente el ambiente y los métodos educativos, la conducta de los menores les dejó muy preocupados. En más de la mitad de los cinco mil jardines infantiles del país se registraron casos de comportamiento inadecuado de los niños pequeños.

En el 49% de los parvularios hubo casos de agresividad verbal y física no sólo entre los menores, sino también en el trato de los niños con sus educadores, sostiene Libor Vacek, vicedirector de la Inspección Escolar.

”El número de esos casos es bastante alto. En la mitad de los centros preescolares estos fenómenos negativos se dan con frecuencia, según testimonios de las educadoras y los inspectores. Consideramos importante hacer frente a la agresión de los niños y buscar cómo hacer entender a los menores que existen cosas que nunca deberían hacer”.

Foto: ČTK
En uno de cada cuatro parvularios los niños destruyen el mobiliario. El 15% de esas instituciones registra robos efectuados por menores. El 8% tuvo que resolver casos de acoso. Además, el 6% de los centros registra a menores de entre tres y seis años que fuman.

La agresividad infantil puede tener diversos motivos. Puede ser una forma de reacción y protección de los niños ante la inseguridad en la vida. Cada vez más adultos sufren estrés y a los menores les afecta el cambio de genio y comportamiento de sus padres. El sano desarrollo psíquico de los niños lo daña también el creciente número de divorcios. El comportamiento de los menores depende mucho del ejemplo que le dan sus padres, afirma Václava Masáková, psicóloga infantil.

Foto ilustrativa
”Los niños no son capaces de distinguir lo que es bueno y pueden hacer y lo que, por el contrario, es malo y no deberían hacer. Explicarles esa diferencia es tarea de sus padres. Pero éstos, por razones de trabajo, dedican poco tiempo a sus hijos y son demasiado tolerantes y benévolos en la educación. Por ello también, la mayoría de los padres no establece a sus hijos los límites de comportamiento y los pequeños hacen más bien lo que quieren”.

Los psicólogos y otros especialistas en educación infantil afirman que para mejorar la situación y frenar la agresión es indispensable una cooperación más estrecha entre los parvularios y los padres en la educación de los menores.