Jean-Claude Juncker por la igualdad de calidad pedida por Praga

Jean-Claude Juncker, foto: ČTK

El primer ministro Bohuslav Sobotka dijo que buscar la igualdad de los alimentos en Europa es “resultado de los esfuerzos de Praga“.

Jean-Claude Juncker,  foto: ČTK
Durante meses los políticos checos han mantenido una campaña para denunciar la disparidad, a veces muy marcada, de la calidad de los productos alimenticios vendidos a los países del Este de Europa.

Para ilustrar la mala situación, el ministro de Agricultura, Marian Jurečka, mostró, meses atrás, dos cajas de deditos de pescado a primera vista iguales. La diferencia consistía en que los vendidos en Alemania contenían más carne y eran más baratos.

En su discurso sobre el “Estado de la Unión”, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, condenó la desigualdad registrada en los productos europeos.

“En una unión de consumidores iguales, no puede haber dos clases de consumidores. No es aceptable que en algunos países, especialmente en Europa Central y Oriental, se vendan productos de calidad inferior a los vendidos en los países occidentales, incluso cuando los envases y las marcas son los mismos”.

Juncker fue al grano y se refirió a productos concretos denunciados por los políticos y ciudadanos de los países de Centroeuropa.

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“Los eslovacos no merecen menos pescado en sus dedos de pescado. Los húngaros no merecen menos carne en sus productos cárnicos procesados. Los checos no merecen menos cacao en su chocolate. La legislación europea prohíbe tales prácticas, y las autoridades nacionales de esos países necesitan hacer más para luchar contra estas prácticas ilegales”.

Tras escuchar las palabras del presidente de la Comisión Europea, el primer ministro checo, Bohuslav Sobotka, escribió en su cuenta de Twitter, que eso era fruto de “los esfuerzos de Chequia y Eslovaquia”.

Sobotka matizó que Juncker ha rechazado claramente los dobles estándares en la calidad de los alimentos y la discriminación del consumidor.

Escrito en inglés, francés y alemán, el discurso de Juncker buscó enviar un mensaje positivo, en el que destacaron las ideas de una Unión Europea más unida y a una sola velocidad.

Tras la salida del Reino Unido, todos los países deberían estar en todo, en la eurozona, en la unión bancaria y en Schengen. Esa parece ser la receta para construir una Europa más unida, fuerte y democrática.

Juncker expresó que esperaba que Bulgaria y Rumanía ingresen pronto al espacio Schengen.