Casas de cambio no juegan limpio en Chequia

Las casas de cambio en la capital checa no juegan limpio. Además de ofrecer cotizaciones muy bajas por sus divisas a los turistas no hay posibilidad de reclamar ya que la ley las protege.

La Plaza Wenceslao, la principal arteria comercial y destino turístico por excelencia, está abarrotada de casas de cambio.

Con el fin de atraer a los turistas unas ofrecen cero comisión, otras una alta cotización, pero de acuerdo con la Televisión checa la mayoría no juega limpio. El favorable cambio anunciado en la pizarra de cotizaciones, por ejemplo de 24 coronas checas por un euro, se efectúa a partir de cifras superiores a los 1.000 euros, pero dicha información no se ve a primera vista.

El confiado o descuidado turista se entera de que algo anda mal después de hecha la transacción, ya que en lugar de 24 unidades por euro recibe solo 17. El empleado de la ventanilla argumenta que la transacción fue cerrada según la información ofrecida, por lo que no existe razón alguna para su rectificación.

El vicealcalde de Praga, Rudolf Blažek, critica la situación vigente ya que no es del todo transparente y perjudica al sector turístico.

“Un turista decepcionado, o que se sienta timado se irá con un mal recuerdo de Praga. Eso perjudicará a todo el sector y reducirá el ingreso de recursos para el comercio y la ciudad en general”.

De acuerdo con el Banco Central los empleados de las casas de cambio no violan la ley ni cometen delito alguno, ya que actúan según las normativas vigentes de oferta y demanda.

Guías turísticas editadas en el extranjero advierten ante el hecho de que las casas de cambio en la República Checa no juegan limpio, y a pesar de que miles de turistas se quejan ante las autoridades, ni el Banco Central ni la Alcaldía han pensado en impulsar una enmienda a la ley.

La Oficina de Estadística informó que en los primeros cuatro meses del año los ingresos en el sector turístico superaron los mil millones de euros, pero el presidente de la Asociación de Agencias de Viaje, Tomio Okamura, advirtió un descenso del nueve por ciento de turistas en comparación con el año pasado, y no descarta que se trate de personas decepcionadas por el trato recibido en las casas de cambio.