Hay lugares en Brasil donde la vida recuerda sorprendentemente a la de la República Checa. No es casualidad. La emigración checa del siglo XX creó enclaves en el corazón de la selva del Mato Grosso donde los checos llevaron su forma de ser que hasta hoy se mantiene.
La periodista y escritora Markéta Pilátová lleva años viviendo en Sudamérica, destinada por programas estatales que quieren mantener el vínculo con su patria de los checos, y los descendientes de aquellos checos, que tuvieron que emigrar por la Segunda Guerra Mundial o el comunismo.
Bataypora
La localidad de Bataypora, en Mato Grosso Do Sul, Brasil, fue el primero
de esos microcosmos inimaginables a los que Pilátová acudió a enseñar
lengua y cultura checa a gente que, en su mayoría, son medio checos. La
ciudad, de algo más de diez mil habitantes en la actualidad, fue fundada
por el propio Jan Antonín Baťa, ‘el rey del calzado’, quien hizo
internacional la empresa con su nombre que creó junto a su hermano en
Zlín.
La impronta de Baťa en la ciudad no se reduce a su nombre, Bataypora, explica a Radio Praga Markéta Pilátová.
Bataypora en el año 1950
“Significa ‘Agua Buena de Baťa’, en guaraní, creo. Es muy
lindo
porque es una ciudad muy parecida a Zlín. Tiene el mismo esquema de las
calles, una ciudad racionalmente organizada, limpia, ninguna suciedad. No
ves ningún desorden en la ciudad. Es completamente diferente al resto de
ciudades brasileñas que conocí. Yo daba clases en la una escuelita que
se
llamaba Jan Antonín Baťa”.
Fue fundada en los 60, dos décadas después de que Jan Antonín Baťa hiciera lo propio con las cercanas Batatuba y Bataguassu. Las tres se crearon alrededor de las fábricas de calzado, donde miles de emigrantes checos acudieron a trabajar. Conocidos en checo como baťovaci, aquellos que siguieron los principios fundamentales de la filosofía de los Baťa son todo un símbolo de orden, seriedad y productividad en el país.
A Markéta Pilátová le impresionó reconocer en Bataypora formas de ser propias de ese tipo de checos, que se mantienen en este enclave al otro lado del Atlántico.
“Hasta hoy, la segunda y la tercera generación son muy trabajadores. Llevan sus vidas… a lo Baťa, que es todo un concepto en Chequia. Es un sinónimo de algo racional, efectivo, moderno, próspero. Es interesante verlos dentro la realidad de Brasil, a los checos de esta región, con este legado cultural-industrial. Sorprende como pueden mantener este espíritu de la familia Baťa”.
En el Estado de Mato Grosso Do Sul, la huella de Jan Antonín Baťa sigue distinguiéndose. Una reforma agraria que llevó a cabo en la región hoy es analizada para intentar adaptarla al resto del país, como continúa relatando Markéta Pilátová.
Escuela en Bataypora
“Es un sistema bastante simple que a Baťa le funcionó bien.
Compró
grandes lotes de tierras e hizo pequeñas parcelas de tres hectáreas.
Cada
una de ellas tenía que mantener un tercio como selva para evitar la
erosión de la tierra. Estos lotes se los vendía a los agricultores que
producían cuero para sus zapatos. En Brasil, la reforma agraria es el
tema
número uno. Y Baťa a mediados de los 40 hizo una reforma interesante que
ahora está copiando el gobierno de este Estado”.
Sin embargo, a pesar del entusiasmo y el interés por sus lejanos orígenes, los checo-brasileños de Mato Grosso do Sul, también mantienen un recelo sobre todo aquello que venga de Praga. El Gobierno comunista checoslovaco vigiló de cerca durante décadas a estas comunidades formadas en gran parte por los ‘enemigos’ del régimen, recuerda Markéta Pilátová.
Markéta Pilátová, foto: www.mlp.cz
“Los emigrantes a Brasil eran de las capas más altas de la
sociedad.
Eran médicos, ingenieros,… gente con mucha educación. Pero lo tenían
muy difícil, porque el Gobierno comunista les observaba bastante. Algunas
veces les perseguían hasta Brasil, e incluso secuestraron a alguno. Así
que esta gente tiene muchos recuerdos feos. Y es interesante ver como el
Gobierno checo se esfuerza ahora por retomar los vínculos de nuestros
compatriotas con nuestro Estado actual, con nuestra democracia”.
La escritora Markéta Pilátová se encuentra ahora en Chequia presentando
su última novela, ‘Mi libro Preferido’, aún no publicado en
español.
La autora también de ‘Los Ojos Amarillos Que Te Llevan a Casa’,
reconoce que son las historias personales de los emigrantes checos y sus
descendientes en las que encuentra gran parte de la inspiración para sus
libros.
El consumo de cerveza en Chequia baja hasta un récord mínimo
Fábrica abandonada revela grabaciones de uno de los mayores procesos políticos comunistas
El futuro de la acerería de Arcelor Mittal sigue incierto
Iberoamérica invade culturalmente la capital checa
Estudiando entre Salamanca y České Budějovice, a por la la doble titulación