Viejas leyendas checas: la guerra de las mujeres contra los varones

Ctirad y Šárka, foto: Štěpánka Budková

Los eslavos llegaron al territorio checo en el siglo V de nuestra era. De los dos siglos posteriores no se tiene datos fidedignos y esa laguna sería llenada en las siguientes centurias por bellas leyendas que representan un maravilloso tesoro literario. Les contaremos la leyenda de la guerra de las mujeres contra los varones. Su episodio más célebre es el de la emboscada en la que la seductora Sárka provoca la perdición del hidalgo Ctirad. En el legendario suceso se inspiró Federico Smetana al componer su poema sinfónico "Sárka".

Las viejas leyendas checas narran que después de la muerte de la princesa Libuse, las doncellas de su comitiva veían que ya no eran tan respetadas como en vida de su señora. Recordaban, afligidas, el tiempo, cuando su señora gobernaba al país y a todos los varones. La cólera de las jóvenes crecía al ser éstas objeto de burlas de los hombres.

Impulsadas por el deseo de poder y por la sed de venganza, las muchachas empuñaron espadas y arcos, lanzándose a una implacable guerra contra los hombres. Por orden de su jefa, la combativa Vlasta, edificaron el fuerte castillo de Devín, frente al castillo de Vysehrad, en la margen opuesta del Vltava, en Praga.

Ctirad y Šárka,  foto: Štěpánka Budková
Inmediatamente salieron las emisarias de Vlasta, exhortando en todo el país a las muchachas y a las mujeres a acudir a Devín y a luchar contra los varones para que las mujeres volviesen a gobernar el país y los hombres las sirvieran. Las mujeres obedecieron al llamamiento y en el castillo de Devín empezaron a ejercitarse en el manejo de armas.

Los hombres decidieron tomar el castillo de las mujeres pensando que sería una empresa fácil y que éstas se pondrían en fuga con sólo avistar el brillo de las espadas.

La hueste femenina salió del castillo de Devín y Vlasta arengó de esta manera:

"Si nos dejamos derrotar, los varones se burlarán de nosotras, nuestra condición será peor que la de unas esclavas.!Mejor perecer que entregarse a merced de los varones!"

Vlasta agitó la lanza y la hueste de las guerreras a caballo se lanzó al combate.

Vlasta
Las flechas de las guerreras cayeron sobre los varones como una lluvia. Trescientos hombres quedaron muertos en el campo de batalla, los demás se echaron a la fuga.

Los enfrentamientos entre hombres y mujeres se prolongaron por largo tiempo. A veces, las mujeres echaban también mano de ardides y trampas. En una emboscada encontró su perdición el valiente hidalgo Ctirad, engañado por la seductora Sárka. La trampa fue preparada por la sanguinaria Vlasta que odiaba ferozmente al hidalgo Ctirad ya que éste era el que había matado el mayor número de guerreras.

A través de este episodio nos conducirá la música de la ópera Sárka de Zdenek Fibich. En el siguiente aria presenciamos cómo Ctirad encuentra a Sárka en un tupido bosque, atada a una añeja encina.

Un día de verano, Ctirad iba a caballo con sus hombres armados al castillo de Praga. De repente escuchó el llanto de una mujer y buscó su origen. La escena que Ctirad y sus hombres avistaron los dejó estupefactos:una hermosa joven estaba atada con sogas a una vieja encina. El pelo suelto le caía sobre los hombros de los que colgaba un cuerno de caza. Era Sárka.

Děvín
La muchacha imploró a los jinetes que la desataran.Ctirad, apiadado por el ruego de la hermosa joven, olvidó toda precaución. Bajó del caballo y cortó las sogas que ataban a la joven.

Ctirad no sospechó que Sárka perteneciera a las huestes de Vlasta. Confiado escuchaba la charla de la muchacha. Ésta le contó que había sido atada al árbol por las guerreras de Vlasta. Como burla, las guerreras dejaron a sus pies una botella con hidromiel que ella no podía alcanzar.

Ctirad con Sárka
Ctirad le pasó la botella, la muchacha bebió y también el joven tomó un trago.Ctirad escuchaba embelesado la melodiosa voz de la muchacha. La joven dijo que desearía escuchar el sonido del cuerno de caza que le habían colgado sobre los hombros sus raptoras. Ctirad tomó el cuerno y tocó.

Unos instantes después se escuchó un salvaje alarido. Al claro del bosque, donde Sárka charlaba con Ctirad y descansaba sobre la hierba el séquito del hidalgo, irrumpió una cohorte de mujeres armadas.

Las guerreras aprisionaron a Ctirad y mataron a sus hombres. Con feroz alegría, llevaron a su prisionero al castillo de Devín. Allí torturaron a Ctirad hasta la muerte. Los hombres enfurecidos por la muerte del hidalgo derrotaron a las mujeres en una encarnizada batalla. El poder de los varones volvió a ser restaurado.

El compositor Zdenek Fibich y su libretista Anezka Schulzová convirtieron este episodio de la guerra de las mujeres en la historia de un amor fatal entre Ctirad y Sárka. Ésta debe su lealtad a sus compañeras guerreras, pero se enamora de su enemigo Ctirad. Y él se enamora fatalmente de Sárka. "Eres mía y nadie te arrancará de mis brazos", canta Ctirad en la siguiente aria.

La guerra de las mujeres contra los varones
En la ópera de Fibich, Sárka traiciona a sus compañeras para poder salvar a Ctirad hecho prisionero por las guerreras. Cuando los varones conquistan Devín, Ctirad se salva, pero no para Sárka. La muchacha, perseguida por la visión de sus compañeras muertas, se lanza a un precipicio. Así termina la ópera de Zdenek Fibich, estrenada en 1897.

La ópera Sárka es una obra llena de apasionada música. Es un testimonio del gran amor que existía entre Zdenek Fibich y su alumna Anezka Schulzová, libretista de la ópera Sárka. El compositor de mediana edad se enamoró de su joven alumna y abandonó a su esposa, destacada cantante del Teatro Nacional de Praga. Un amor fatal, como el de Sárka y de Ctirad.