'Operación Piedras' una de las mayores trampas del régimen comunista

Foto ilustrativa: Jan Rosenauer, ČRo

La 'Operación Piedras' (akce 'Kameny') fue una de las mayores celadas tendidas a los checoslovacos por el régimen comunista. Decenas de ciudadanos que querían escapar de la Checoslovaquia totalitaria cayeron en una frontera falsa en las garras de la Policía Secreta Comunista.

Foto ilustrativa: Jan Rosenauer,  ČRo
La liquidación de los adversarios del régimen comunista fue el objetivo de la 'Operación Piedras', una artimaña organizada por el Partido Comunista poco después de que tomara en 1948 las riendas de la política en Checoslovaquia. Los comunistas pusieron en marcha una serie de procesos y persecuciones con el objetivo de proteger su recientemente instaurada ideología.

Muchos intelectuales checoslovacos eran conscientes de que el régimen no les dejarían en paz y optaron por emigrar. Algunos de ellos no planeaban abandonar el país, pero recibieron una llamada falsa que les advirtió sobre una posible amenaza de detención.

El historiador del Instituto Militar de Praga, Prokop Tomek, explicó a la Radiodifusión Checa en qué consistía la artimaña.

“La Policía Secreta Comunista captaba a los que querían emigrar a través de un complejo sistema de coyotes falsos. La operación Piedras se llevó a cabo al menos en dos localidades, en Bohemia del Este, en Všeruby, cerca de la ciudad de Domažlice, y en los alrededores de Mariánské Lázně”.

Un teatro perfecto

Prokop Tomek,  foto: Jana Chládková,  ČRo
Los coyotes operaban por la noche para que los inmigrantes no se dieran cuenta de que se encontraban en una frontera checoslovaco-alemana ficticia, en la zona de ocupación estadounidense, cuyos bastidores estaban preparados con todo detalle. En una caseta del Servicio de Inteligencia Estadounidense no faltaba la bandera, un retrato del presidente de EE.UU., así como los oficiales con un inglés perfecto y una copa de whisky. Los comunistas no se olvidaron ni de colocar las piedras fronterizas, que dieron el nombre de guerra a la operación.

“Decenas de inmmigrantes tenían la impresión de que estaban en otra parte de la frontera. Los que descubrieron la trampa, ya no tenían la oportunidad de escapar. Algunos se dieron cuenta de que era una artimaña cuando ya estaban en la cárcel”.

Creyendo que estaban en el otro lado de la frontera, en el mundo occidental, muchos inmigrantes desvelaron por medio de unos cuestionarios detalles sobre sus actividades contra el régimen comunista y compartieron asimismo detalles sobre los compañeros que aún permanecían viviendo en Checoslovaquia.

Delataron sin darse cuenta a sus cercanos

Antonín Zápotocký,  foto: public domain
Los siguientes guiones eran diversos. Uno de los más frecuentes consistió en una “repentina” detención por la Policía checoslovaca, que vigilaba la frontera. A los inmigrantes se los detuvo durante el camino a un supuesto campo de refugiados y se les acusó del abandono del país, a pesar de que nunca habían cruzado la frontera. Además, a sus víctimas les robaron sus objetos de valor. En prisión acabaron en muchos casos también los familiares y amigos de las personas detenidas.

Los comunistas seleccionaron a las personas a engañar también según sus propiedades, para poder confiscárselas posteriormente. Es probable que ese fuera el caso de la familia de los Jan Prošvic, fundador de una marca de electrodomésticos checa. Su mansión se convirtió posteriormente en propiedad del presidente de entonces, Antonín Zápotocký.

En algunos casos las detenciones surgieron a raíz de venganzas personales. Las penas impuestas a algunos individuos alcanzaron hasta 15 años.

Medio siglo después en los tribunales

La Operación Kameny terminó en 1951, cuando la Policía alzó en la frontera occidental una valla con alambre de espino. Al fin de la operación contribuyó también una denuncia de los estadounidenses, que acusaron a las autoridades checoslovacas del abuso de sus símbolos nacionales.

Igor Lukeš,  foto: ČT
La verdad sobre esta trampa comunista empezó a salir a la luz en 1968 durante la Primavera de Praga, pero en los tribunales el caso apareció más de medio siglo después, en 2013. El impulso para poner la investigación en marcha llegó desde el profesor de historia y relaciones internacionales checo Igor Lukeš, que conoció en EE.UU a una familia afectada. El académico no quería que este caso cayera en el olvido y se puso a investigar.

De cerebro de la operación se señaló a Evžen Abrahamovič, que tenía entonces 92 años. Aunque con esta edad su condena tuviera una dimensión más bien simbólica, Emil Abrahamovič al final no fue condenado. En 2014 falleció en Praga.

Se desconoce el número de personas afectadas por esta trampa comunista ya que el caso no ha sido lo suficientemente investigado a causa de los muchos documentos clave descartados y la falta de testimonios, según apuntó el periodista Luděk Navara.

Luděk Navara,  foto: Martina Schneibergová
“Quizás fuera un pudor de las víctimas de esta operación. No querían hablar porque se sentían culpables por no haberse dado cuenta de que se trataba de una trampa y sin saberlo, delataron también a sus amigos y compañeros. Otra razón es que la operación era secreta y preparada con mucho detalle. Las huellas se limpiaban. Creo que el hecho de que la investigación no se haya puesto en marcha antes es un error”.

La Operación Piedra y las historias de sus protagonistas y sus víctimas quedan descritos en el libro de la investigadora Václava Janečková.

Similares trampas se organizaban en la Unión Soviética ya en los años treinta del siglo XX, destinadas a las personas que podrían estar interesadas en abandonar el estado totalitario.

En la Checoslovaquia comunista parecidas operaciones estaban al orden del día, sobre todo a la vuelta de los años cuarenta y cincuenta, como por ejemplo la Operación Světlana de la que hablaremos en una de las próximas ediciones del espacio Legados del Pasado, Testimonios del Presente.