La joya de Carlos IV celebra 670 años de su existencia

Castillo de Karlštejn, foto: Ondřej Tomšů

Se cumplen 670 años de la fundación del famoso castillo de Karlštejn, que sigue siendo uno de los destinos turísticos checos más populares.

Tras una empinada subida se abre ante los ojos del visitante la silueta majestuosa del castillo más bello y visitado de Chequia, el castillo de Karlštejn, que se eleva sobre un peñasco calizo a unos 30 kilómetros al sudoeste de la capital checa.

Esta joya arquitectónica fue fundada en el siglo XIV por el rey checo y emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico Carlos IV, bajo cuyo reinado la tierras checas vivieron una época de esplendor cultural. Mediante escritos conservados se supone que el arzobispo Arnošt de Pardubice, mano derecha del monarca, colocó la primera piedra del monumento el día 10 de junio de 1348, hace 670 años, en una ceremonia solemne a la cual asistió Carlos IV en persona.

Castillo de Karlštejn,  foto: Ondřej Tomšů
Sin embargo, las investigaciones de los especialistas advierten que determinar la fecha del inicio de la construcción del castillo no es nada fácil. Como contó a Radio Praga Robert Novotný, historiador del Centro de los Estudios Medievales, hay discrepancias que dificultan la veracidad de dicho dato.

“Nosotros tenemos la evidencia de que la primera piedra fue colocada el 10 de junio de 1348 con la participación de Carlos IV, Arnošt de Pardubice y de varios príncipes y gobernadores de gran importancia, pero el problema es que esta evidencia no es coetánea, se trata de una tradición mucho más tardía, y bueno, eso en principio no tendría que preocuparnos, pero nosotros sabemos que Carlos en aquellos días se encontraba en Moravia, y debido a ello el testimonio se vuelve poco fiable, porque o está mal la fecha, o la fecha es correcta, pero entonces Carlos no podía haber asistido. Y tenemos también otros indicios, por ejemplo, que en el año 1348 algunas de las construcciones de Karlštejn ya habían sido finalizadas, entonces podía haberse tratado no de la fundación, sino, por ejemplo, de la consagración de una de las partes del castillo”.

Sea como fuere, no hay duda de que entre los monumentos checos se le reserva a Karlštejn un lugar excepcional. Se supone, que Carlos IV ordenó levantar el castillo a Matías de Arrás y a Petr Parléř, dos de los arquitectos góticos más destacados, que realizaron también la catedral de San Vito en Praga. La construcción duró unos 20 años y fue llevada a cabo en 1365 con la consagración de la capilla de la Santa Cruz.

Corazón espiritual del Sacro Imperio Romano-Germánico

Con qué propósito hizo Carlos IV construir el castillo sigue siendo un misterio. Unos dicen que fue pensado como sede temporal del emperador, u oratorio personal, pero lo único que se sabe acerca del objetivo inicial a ciencia cierta, es que la función del edificio cambiaba constantemente a lo largo del tiempo, lo cual refleja también la destreza improvisadora del gobernante, como apuntó Robert Novotný.

Robert Novotný,  foto: Tereza Kalkusová
“Según la grandiosa disposición del castillo queda claro que ya desde el inicio no se trataba de una construcción cualquiera, pero a qué fines estaba destinada, eso no se sabe. Lo que sí está documentado, es que más tarde, a partir de los años 60 del siglo XIV, sirvió como un lugar de depósito para las joyas imperiales, pero eso no fue el propósito inicial, porque al fundar Karlštejn, Carlos aún no tenía tesoro imperial. Existe la posibilidad de que desde el inicio Carlos quisiera depositar allí parte del Tesoro checo real, pero eso solo son especulaciones. Es que así era Carlos IV, sabía improvisar en todas las situaciones y eso fue también el caso de la función Karlštejn”.

Tras haber sido coronado emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico en 1355, Carlos IV decidió a inicios de los años 60 del siglo XIV, que el castillo, debido a su posición estratégica (retirado, pero aun así a un día de Praga) sirviera de caja fuerte para las joyas imperiales de coronación. Para ello ordenó reconstruir la antigua sala de residencia, convirtiéndola en la cámara más célebre de Karlštejn, la capilla de la Santa Cruz.

La bóveda de la capilla, situada en la Torre grande, tiene nervaduras cruzadas completamente doradas y sus paredes están revestidas con piedras preciosas y semipreciosas y cubiertas de una colección excepcional de 129 cuadros de santos, detrás de los que fueron depositadas las reliquias de santos coleccionadas por el emperador. Así, el castillo se convirtió en el centro espiritual y simbólico del Sacro Imperio Romano-Germánico.

Un creyente fervoroso

Castillo de Karlštejn,  foto: Ondřej Tomšů
Carlos IV fue una persona muy devota, que hizo construir un sin número de edificios religiosos. Tenía también en gran estima el legado de San Venceslao, hoy día patrón de Bohemia y Moravia y símbolo del Estado Checo. Tras vivir una vida piadosa y ser asesinado de forma violenta por su hermano mayor Boleslao I en el siglo X, Venceslao fue canonizado como el primer santo de origen checo.

Carlos IV, como heredero de San Venceslao en el linaje real, tenía derecho al trono y su legado espiritual, muy arraigado en aquel entonces en los Países Checos, reforzaba su poder.

No obstante, el historiador Robert Novotný, advirtió que hay que tomar en cuenta también la parte pragmática de su fe.

“Él fue un creyente muy fervoroso, incluso en cuanto a las “normas” de entonces, él, por supuesto, se concebía a sí mismo como predestinado por Dios para gobernar, y eso determinaba también su actitud en cuanto a la fe. A pesar de que era un cristiano devoto y sincero, no hay que dejar de lado también la parte pragmática de la cuestión: el hecho de que, por ejemplo, coleccionara reliquias de santos fue no solo una expresión de devoción, sino que con ello Carlos trataba de obtener el afecto de los santos y legitimar así su gobierno”.

Karlštejn, entre el mito y la realidad

Castillo de Karlštejn,  foto: Ondřej Tomšů
Hay varias mitos notorios que rodean el aura de Karlštejn, y que a ningún checo se le escapan. Uno de ellos es que Carlos IV decidió que en el castillo habían de guardarse las joyas reales checas, hoy día símbolo del país, sin embargo, se trató de las imperiales. El Tesoro checo sí fue depositado en Karlštejn, y hasta hoy en día los visitantes pueden admirar allí la réplica de la corona real, llamada de San Venceslao, pero eso fue mucho más tarde – a comienzo de las guerras religiosas entre los husitas y los católicos en el siglo XV. Como indicó Robert Novotný, Carlos nunca habría dado una orden de ese tipo.

“Eso es un asunto posterior, con el cual Carlos seguramente no habría estado de acuerdo, porque según su concepción, la corona de San Venceslao debía reposar en el cráneo de San Venceslao, en la Catedral de San Vito en el Castillo de Praga, donde se encuentran los restos del santo. San Venceslao fue concebido como el gobernador eterno del país, y de él los reyes checos solo tomaban prestada la corona y el gobierno. Pero claro, eso cambió en los tiempos de la revolución husita, ya que al estallar la guerra, las joyas no estaban a salvo en Praga, así que fueron trasladas a Karlštejn”.

A partir de ese momento el Tesoro checo desapareció varias veces, pero sin tomar en cuenta algunos cambios puntuales de ubicación, permaneció allí unos 200 años. En la actualidad las joyas reales checas se encuentran en la Catedral de San Vito, tal y como lo hubiera deseado el monarca.

Mujeres y Karlštejn

Castillo de Karlštejn,  foto: Ondřej Tomšů
Fue la obra teatral 'Noche en Karlštejn' ('Noc na Karlštejně') que causó la difusión de otro mito muy extendido acerca del castillo, de que el suelo de Karlštejn no podía ser pisado por el pie de ninguna mujer. En la obra, que surgió a base de una nota del cronista Václav Hájek de Libočany, la esposa de Carlos IV consigue colarse en el castillo disfrazada de hombre para poder acercarse a su esposo. El historiador Robert Novotný confirmó que sí hay algo cierto en esta historia.

“Algo de cierto hay en ese mito, ya que la declaración original de Carlos era que en la Torre grande, que era el sitio más sagrado, uno no podía acostarse con una mujer, y eso a pesar de que fuera su esposa legítima. Más tarde vinculó la prohibición con el castillo entero el cronista Václav Hájek de Libočany en la mitad del siglo XVI, que fue célebre por adaptar los relatos para que fueran más interesantes”.

Atacados con basura

Castillo de Karlštejn,  foto: Ondřej Tomšů
Una curiosidad que vale la pena mencionar es el sitio del castillo por parte de los husitas en la primera mitad del siglo XV. Robert Novotný contó a Radio Praga cómo los husitas trataron de contrarestar el hecho de que iban perdiendo.

“En el año 1422 Karlštejn estaba bajo el asedio de los husitas y como la operación no estaba marchando bien, decidieron complicarle al bando católico la vida lo máximo posible. Comenzaron a traer aguas residuales, basura y todo tipo de carroñas de las calles de Praga y las lanzaban en lugar de proyectiles hacia el interior del castillo. Allí, sin embargo, estaban bien abastecidos de cal, así que pudieron retener el hedor sin problemas y al final lograron resistir y Karlštejn permaneció sin haber sido conquistado”.

Actualmente, Karlštejn está entre los mayores atractivos turísticos de la República Checa, recibiendo anualmente unos cientos de miles de visitantes. Robert Novotný explicó a Radio Praga las causas del interés que este castillo suscita.

“Algo tan bonito e intacto a la vez, conservado desde la Edad Media, no lo encontramos en muchos sitios. También una de las causas puede ser que está cerca de Praga, entonces es ideal para hacer una excursión de un día, y bueno, cabe resaltar que con esta idea Karlštejn ya había sido construido en el siglo XIV. El castillo fue popularizado en la segunda mitad del siglo XIX gracias al Resurgimiento Nacional, cuando la sociedad checa quería independizarse de la Monarquía de los Habsburgo. El castillo se convirtió en uno de los símbolos del célebre pasado checo, así pues se emprendían procesiones al lugar, y bueno, gracias a ello Karlštejn pudo sobrevivir, porque en aquella época se encontraba en un estado pésimo, y corría el riesgo de convertirse en una ruina”.

Castillo de Karlštejn,  foto: Ondřej Tomšů
Carlos IV fue sin duda alguna un gobernador de índole internacional. Bajo los auspicios de este monarca culto que pasó su juventud en la corte francesa y en Italia, Praga registró un notable crecimiento y pasó a ser la capital y centro cultural de los Países Checos. Cabe destacar que Carlos IV en su entusiasmo juvenil planeaba en el año 1340 unirse a las luchas contra los árabes en España, sin embargo su padre le hizo desistir de la aventura. Robert Novotný resumió cuáles son los factores que hacen de Carlos IV un gobernante de escala mundial.

“Tenemos la fundación de la universidad centroeuropea más antigua en Praga, y la fundación de la Ciudad Nueva. Carlos IV apoyó que el obispado pasara a ser arzobispado, con lo cual estaba unida también la gran reconstrucción del Castillo de Praga y la construcción del nuevo edificio de la Catedral de San Vito y bueno, así podríamos continuar. También hay que mencionar que Carlos IV intentó redirigir las principales rutas europeas comerciales para que pasaran por el territorio de Bohemia. En aquella época también había una situación geopolítica propicia y los Países Checos estaban en su esplendor, sobre todo gracias a la explotación de plata, entonces estas circunstancias se unieron y así podemos considerar este periodo como una época de oro”.

Castillo de Karlštejn,  foto: Ondřej Tomšů

En la actualidad Karlštejn sigue siendo el castillo más visitado de la República Checa, que aparte de visitas guiadas ofrece actividades culturales como conciertos, mercados medievales y teatros a lo largo del año.