Los pesebres forman parte de la tradición navideña checa

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Les saludamos, amigos, desde una Praga navideña, dando así comienzo a este programa especial de Radio Praga con motivo de las Fiestas de Navidad.

En la República Checa la Navidad corresponde a la temporada de invierno y suele estar acompañada de nieve. Las familias se reúnen en casa para la cena de Nochebuena que se ofrece bajo las luces de las velas evocando el ambiente de Belén al nacer Jesucristo, y afuera, detrás de las ventanas, van cayendo copos de nieve, cubriendo todo de blanco.

Esa blancura por todos lados, como símbolo de la pureza, no debería faltar para que la imagen de la típica Navidad checa esté completa. Durante las Fiestas de Navidad se hacen revivir en este país muchas antiguas tradiciones, en las que se entrelazan los antiquísimos rituales paganos con las más recientes costumbres cristianas relacionadas con este período del año.

Se evocan, por ejemplo, los rituales paganos vinculados con el solsticio de invierno, que tenían como fin expulsar las fuerzas de la oscuridad, esperándose con impaciencia la reaparición de la luz. La luz era el símbolo de una nueva vida, de la pureza. A la vez auguraba prosperidad para el año próximo.

Es por ello que, hasta hoy, en la víspera de la Navidad las amas de casa checas realizan en su hogar un "aseo general" durante el cual limpian todo, comenzando por los pisos y terminando por los vidrios de las ventanas. Lo sucio, lo oscuro, debe ser eliminado, para que pueda entrar la luz.

Y es por ello también que, al brillar el hogar de limpieza, se dedica tanta atención a su decoración, que persigue dar la bienvenida a la fecha de la Natividad del Señor. Se instalan árboles de Navidad ricamente decorados, se prepara una cena solemne de Nochebuena formada por un pescado frito, ensaladilla rusa, mucha fruta y típicas galletas del tamaño de un bocadillo. Bajo el árbol de Navidad se colocan regalos para los seres queridos y también un pesebre, evocando lo acontecido en Belén.

La mayoría de los adornos que se utilizan para decorar los hogares, recuerda por su color o su forma al sol, como garantía de vida y prosperidad. Los adornos suelen ser de cristal o metales, así como de paja, cáñamo, flores siemprevivas y ramitas de pino. Los árboles de Navidad pueden ser decorados igualmente con nueces, manzanas o figuritas de pan de especias.

El ambiente festivo de estos días lo acentúan más todavía los hermosos villancicos. Sus melodías se escuchan en las iglesias, en las calles de las ciudades y aldeas, en los hogares. Las entonan adultos, así como niños.

En este programa especial de Radio Praga, con motivo de la Pascua de Navidad, queremos hablarles, amigos, de una de las más antiguas tradiciones cristianas de la Navidad y que en la República Checa se conserva hasta hoy. Es la tradición de instalar pesebres o nacimientos, si quieren.

Foto: autora
Como es sabido, la tradición de los pesebres la sentó San Francisco de Asís, quien alrededor del año 1223 construyó en Italia el primer pesebre, en homenaje al día de nacimiento de Jesucristo. La orden de San Francisco divulgó posteriormente esa tradición por el mundo cristiano.

En el territorio del Reino Checo fueron los jesuitas quienes construyeron el primer pesebre. Fue en el año 1560 y el nacimiento fue instalado en Praga, en la iglesia de San Clemente, en las proximidades del Puente de Carlos. Por medio de ese nacimiento, la Compañía de Jesús quería acercar a los habitantes locales de manera simple y comprensible la historia de la Natividad de Jesucristo. Resulta que en ese entonces, en Praga se hablaba en muchos idiomas, dependiendo del origen y de la capa social de los habitantes y que, por lo tanto, no era fácil comunicarse con todos.

Esta diversidad de idiomas se conservó en la capital checa a lo largo de los siglos, siendo los idiomas más divulgados el alemán y el francés, mientras que el checo, que se practicaba más en el campo, en Praga llegó a extenderse más recién en el siglo XIX, con el movimiento de resurgimiento nacional.

Pero, volvamos a los jesuitas y a los pesebres. Del aspecto del primer nacimiento instalado en 1560 en Praga no se tiene información alguna, ya que nada se ha conservado de él. El más antiguo pesebre surgido en estos territorios, y del que se han conservado algunos fragmentos, había sido fabricado alrededor del año 1670 para la iglesia de la ciudad de Kostelec nad Labem, al norte de Praga.

Desde la aparición del primer pesebre en el Reino Checo en el siglo XVI y hasta el siglo XVIII, los nacimientos eran instalados exclusivamente en iglesias y conventos. Eran de madera, mayormente y de diverso tamaño, algunos incluso con figuras de personas y animales de tamaño natural.

La aspiración de las iglesias y conventos por tener el mejor pesebre, disgustó al emperador José II Habsburgo de tal manera que en 1782, por medio de un edicto, prohibió instalar pesebres en las iglesias.

No obstante, la tradición de los pesebres en las Tierras Checas se conservó, ya que para aquél entonces había sentado ya profundas raíces. Pero, debido a que los nacimientos no podían aparecer en las iglesias, representantes de la nobleza comenzaron a instalarlos en sus palacios. Se consideraban incluso un bonito regalo de Navidad.

Alena Cáková  (Foto: autora)
De la era barroca, del siglo XVIII, data el Belén de Kuks, situado en Bohemia Oriental, cerca del palacio de Kuks. Su autor, Matyas Bernard Braun, uno de los mejores escultores centroeuropeos de la era barroca, lo talló en una roca en medio de un bosque en las proximidades del castillo.

No tardó mucho y la costumbre de los nacimientos se extendió también entre el pueblo. Fueron precisamente las capas menos adineradas las que más desarrollaron ese tipo de arte, aplicando nuevos materiales y formas en su fabricación. En las Tierras Checas fueron surgiendo así varias zonas que con el pasar del tiempo se hicieron famosas por alguna singularidad en la fabricación de pesebres. Las mayores zonas pesebreras checas conservan su fama hasta hoy, ya que este tipo de artes plásticas populares se heredaba por generaciones.

"Los pesebres populares checos reflejan en su mayoría la vida cotidiana en el pueblo natal de su autor. Así, además de la Sagrada Familia, aparecen en ellos una iglesia, rodeada de casitas barrocas o renacentistas, figuras de los vecinos del autor, vestidas en trajes regionales. Muchos nacimientos checos están cubiertos de nieve y en vez de las palmeras, que evocarían el ambiente en Belén, encontramos en ellos pinos o abetos". Así nos explica la historiadora Romana Treslová, del Museo de Pesebres del pueblo de Karlstejn a unos 30 kilómetros de Praga.

Alena Cáková  (Foto: autora)
Una de las típicas regiones checas de fabricación de nacimientos es la zona de la ciudad de Príbram, a unos 60 kilómetros al sur de Praga. Antaño se le conocía especialmente por sus minas de plata, cobre y más tarde también de uranio. Los habitantes locales eran mayormente mineros que no tenían muchos recursos financieros.

Pero eran gente muy laboriosa a la vez que bondadosa y con gran consideración de las tradiciones. "Fue por ello, precisamente, que en Príbram y sus alrededores la fabricación de los pesebres encontró una tierra fértil", nos dijo durante nuestra visita a esa ciudad Alena Cáková, del Taller de Oficios Populares de la ciudad de Príbram, ofreciéndonos más datos sobre esa bonita tradición.

"Los mineros locales fabricaban al principio pesebres con figuras talladas en madera. En Navidad, el nacimiento debía estar instalado en cada hogar de los mineros de Príbram, pues éste era considerado un asunto de prestigio. Aquél minero que no fabricaba para su familia un pesebre era ridiculizado por sus compañeros".

Alena Cáková  (Foto: autora)
Según Alena Cáková, lo característico de los pesebres fabricados por los mineros de Príbram es que en ellos, además de las figuras tradicionales que evocan el ambiente de Belén y del pueblo de su surgimiento, no podían faltar figuras de los mineros. Éstos aparecían trabajando en una mina, pero vestidos con uniformes de gala que, naturalmente, en la vida real los mineros no usaban para el trabajo, ya que los ensuciarían en la mina.

Con el paso del tiempo resultaba cada vez más difícil conseguir en Príbram madera para la fabricación de pesebres. En vista de que los mineros locales eran gente pobre y no podían permitirse el lujo de comprar la madera, meditaban de qué otro material podrían hacer los nacimientos.

Y se les ocurrió algo muy simple a la vez que sensacional, según cuenta Alena Cáková.

"Alrededor del año 1830, comenzaron a surgir en Príbram los primeros pesebres fabricados a base de una masa de pan. Éstos, por ser muy barata su fabricación, se extendieron pronto por todo el país. La masa se preparaba de harina de centeno, agua, un poco de yeso y serrín de haya. A las figuritas se les denominaba "chlebácci" o sea, muñequitos de pan, por ser preparados de una masa utilizada también para hacer pan".

Aclaremos, amigos oyentes, que "pan" en checo se dice "chleba". Al ser preparada la masa, ésta se repartía en moldes especiales de arcilla en forma de las figuras del belén. En los moldes la masa se dejaba secar, luego se sacaba de ellos y los muñecos se terminaban pintando con colores de origen natural y cubriéndose de una capa de laca.

"Estos pesebres compuestos de muñequitos de pan eran muy baratos y accesibles por tanto para todos. Pero tenían también su punto débil. No podían ser conservados durante mucho tiempo. Es que antes se solía guardar todo en el sótano, donde, claro, podían haber ratones o diversos tipos de escarabajos. Éstos lograban superar todo obstáculo y entrar en cualquier envase. Entonces, naturalmente, se comían a los muñequitos".

Alena Cáková del Taller de Oficios Populares de la ciudad de Príbram, nos contó que muchas familias, para proteger sus pesebres de masa de pan, metían en el envase junto con el pesebre un trapo mojado en trementina, pero tampoco esto surtía el mejor efecto. Los ratones no se comían las figuritas del nacimiento pero éstas apestaban tanto que había que tirarlas a la basura y fabricar un pesebre nuevo.

El más famoso nacimiento en la República Checa es el pesebre mecánico de Trebechovice, un pueblo de Bohemia Oriental. Fue tallado en madera, en siete terrazas, en las que aparecen imágenes de la Natividad de Jesucristo, del Nuevo Testamento, así como escenas de la vida de los campesinos y artesanos checos.

"Los trabajos en esta obra fueron iniciados alrededor del año 1885, tardando su realización unos 47 años en total. El pesebre tiene siete metros de largo, tres de ancho y casi tres metros de altura. Lo componen unas 400 figuritas talladas en madera, siendo casi la mitad de ellas móviles. En total son más de dos mil las piezas que componen ese nacimiento", dice Zita Zemanová, directora del Museo de Pesebres de la ciudad de Trebechovice pod Orebem.

Zita Zemanová  (Foto: Elena Horálková)
El nacimiento de Trebechovice fue fabricado por el carpintero Josef Probost y sus dos ayudantes. Al observar el movimiento en las siete terrazas, nos da la impresión de que seguimos la vida real de los habitantes de un pueblo checo. Claro está que lo vemos todo en miniatura ya que las figuras del pesebre son de pequeño tamaño. Y algo realmente curioso es que en este pesebre hay también dos pequeñas maquetas de máquinas a vapor, máquinas cuya fabricación recién estaba en sus inicios en aquél entonces.

No existe material del que en este país no se hayan fabricado belenes. En dependencia de los recursos financieros de cada familia y de la región, los pesebres eran fabricados de madera, de paja, cristal, cerámica, pan de especias y, en 1790 apareció en Bohemia el primer nacimiento de cartón. Éste se convirtió pronto en uno de los más populares y hasta hoy en día en la mayoría de los hogares checos suele instalarse un pesebre de cartón durante las fiestas de Navidad, por ser el más accesible.

Muy bonitos suelen ser los nacimientos de pan de especias. Tienen un rico aroma y, además, tienen la ventaja o la desventaja, de que se pueden consumir. Especialmente los niños le insisten a su mamá que quieren un pesebre de pan de especias.

A veces, claro está, el pesebre no se conserva hasta el último día de las Fiestas de Navidad porque los niños no aguantan la tentación. Pero, es mejor que las galletas de pan de especias se las coman los niños que dejarlas a los escarabajos u otros bichos como solía ser en el caso de los pesebres de masa de pan de los que les hemos hablado con anterioridad.

Uno de los pesebres de pan de especias suele ser instalado todos los años en el barrio Dejvice en Praga, en la iglesia de San Mateo. Lo componen más de doscientas figuras, siendo decorada cada una de las galletas de pan de especias por una capa de azúcar y clara de huevo batidos.

El aroma en la iglesia es indescriptible, una mezcla especial de cera quemada de las velas y de especias utilizadas para la masa de las galletas del nacimiento. Toda persona que entra a la iglesia queda maravillada, primero por el aroma y luego por la belleza del pesebre.

Cerca de Praga hay un pueblo llamado Máslovice, nombre que viene de la mantequilla, porque en checo mantequilla se dice "máslo". Y allí fabrican todos los años un pesebre de mantequilla. Para ello suelen utilizar unos cinco quilos de mantequilla, disponiendo el nacimiento de unas 20 figuritas cuyo tamaño es de veinte a treinta centímetros de altura.

Un precioso belén se puede ver también en Bohemia Occidental, en el pueblo de Bezdruzice, cerca de Pilsen. Se trata de una muestra singular del arte moderno vidriero checo de principios del siglo XXI.

El pesebre es obra del reconocido artista vidriero checo, Jaromír Rybák, quien lo concibió en forma de dos hemisferios que se unen para formar un globo terráqueo. En este globo aparecen talladas en varios planos, entrelazándose entre sí, un sinnúmero de figuras humanas, así como plantas y animales.

"Se me pidió que hiciera algo excepcional. El tema del Nacimiento ofrece al artista grandes posibilidades de expresión, además que es un tema eterno y cercano a cada ser humano. Por eso el trabajo me fue muy grato, aunque reconozco que fue bastante exigente", dijo el artista vidriero Jaromír Rybák.

Pesebre de mantequilla,  foto: ČTK
El pesebre de cristal de roca brasileño y de bronce, instalado en la capilla del palacio de Bezdruzice, pesa tres mil 650 kilos que es un simbólico múltiplo de los días del año y sus dimensiones son 180 por 180 centímetros. La obra muestra lo complicado que es el mundo, produciéndose en él, en un mismo instante, un sinnúmero de sucesos.

A ustedes, amigos, les deseamos que al menos durante las Fiestas de Navidad el tiempo no vaya pasando tan rápido como los restantes días del año y que, rodeados de familiares y amigos disfruten cuanto más del ambiente festivo de estos días.

Al finalizar este programa especial de Radio Praga con motivo de la Navidad les deseamos también amigos que la paz, el amor y el bienestar les acompañe durante todo el nuevo año que se aproxima.