Los lazos que entretejió María Teresa de Austria con el Nuevo Mundo

María Teresa de Austria

María Teresa de Austria, la única mujer monarca de la dinastía de los Habsburgo, condujo el destino del Imperio Austrohúngaro desde 1740 hasta su muerte en 1780. En este mes se celebra el 300 aniversario de su nacimiento y en homenaje a ella Radio Praga les presenta un último tema de interés sobre su gestión. En ediciones anteriores hemos hablado de la reforma educativa y su promoción de la industria. En la presenta edición les contaremos sobre las relaciones que se establecieron con Latinoamérica durante su reinado, a través de hombres de ciencia, misioneros jesuitas y del vidrio checo, que según las crónicas, fascinaba a los indígenas.

María Teresa de Austria
Todavía no había alcanzado a cumplir los 24 años y se encontraba en estado de gestación cuando le tocó a María Teresa I de Austria ocupar el trono del Imperio Austrohúngaro y tomar sus riendas a la muerte de su padre, Carlos VI.

El hecho de que se tratase de una mujer heredando el trono generó incertidumbres y rivalidades que desembocaron en la Guerra de Sucesión Austríaca. En este episodio histórico quedaron, lamentablemente, expuestas las debilidades militares de María Teresa y el conflicto terminó con la pérdida del territorio de Silesia.

Según algunos historiadores, esta derrota se convirtió en la fuente de inspiración para modernizar y reformar en profundidad aspectos pragmáticos del Imperio Austrohúngaro.

Tras y en torno a las reformas que tuvieron lugar bajo su reinado tal vez, de manera menos evidente, hubo otros acontecimientos significativos. Más llamativo aún es que no fueron solo relevantes para la Europa Central de la época sino también para el otro lado del océano Atlántico.

La pasión científica que enlazó a dos mundos

En el marco de las reformas educativas implantadas por María Teresa se abrieron en las universidades de Praga y de Viena nuevas escuelas que bien respondían a las aspiraciones de la dama en el trono, pero también al espíritu del Siglo de las Luces, que tuvo entre sus devociones el saber.

Las reinas del saber eran las escuelas de las ciencias naturales, de donde salieron grandes genios que contribuyeron a lo que fue el descubrimiento científico de América. La corte de la emperatriz se ocupó no solo de aspectos meramente pragmáticos sino también acádemicos, por lo que financió varias expediciones de ultramar protagonizadas por los científicos de la Europa Central de aquel entonces, preparados para hacer un mostreo de la naturaleza americana y llevarlo a su región de origen.

De Viena al Caribe con Nikolaus Joseph von Jacquin

Josef Opatrný,  foto: Ana Briceño
De las expediciones científicas y sus hombres nos comenta el profesor y doctor en Historia de América Latina y el Caribe, Josef Opatrný.

ʺTambién en los años cincuenta y sesenta (del siglo XVIII) aparecieron algunos científicos del Imperio Austrohúngaro, Von Jacquin sobre todo, que fue un botánico que visitó América Latina y el Caribe recolectando las plantas para el jardín botánico de Vienaʺ.

Nikolaus Joseph von Jacquin nació en 1727, en Leiden, Países Bajos. En su ciudad natal estudió medicina y botánica. Continuó sus estudios en Viena donde la emperatriz María Teresa le ofreció el cargo de doctor de su corte, por lo que se estableció en Viena desde 1745.

Su expedición botánica por el Caribe incluyó islas como St. Vincent, Aruba, Haití, Jamaica y las costas de Venezuela y Colombia.

Tadeo Haenke, el prócer bohemio en los Andes

De uno de los máximos representantes de la región de Bohemia en el campo de las ciencias y su papel bajo la corte de la emperatriz nos habla el profesor Opatrný.

"Uno de los egresados o estudiantes de este tiempo, de estas escuelas modernas, fue Tadeo Haenke, en la segunda mitad de los 80 (del siglo XVIII), se presentó su interés en salir con la expedición de Malaspina. Esta expedición de Malaspina salió en 1889 y regresó después de cinco años, prácticamente, sin Tadeo Haenke. Tadeo Haenke, también digamos la persona con la experiencia de la nueva educación de María Teresa, se quedó después en la Bolivia de hoy, estableciendo los cimientos de las ciencias naturales modernas en los países andinos".

Tadeo Haenke nació en Bohemia en 1761 y desarrolló su formación académica inicialmente en la Universidad de Praga y luego la complementó en la Universidad de Viena. Fue en 1789 cuando el gobierno español solicitó a dicha universidad el envío de un especialista en botánica para integrarse a la expedición Malaspina, comandada por Alejandro Malaspina. La labor le correspondió a Haenke y se convirtió en un acontecimiento que le daría un radical giro a su vida.

La labor que este científico realizó en América del Sur, dentro y fuera del marco de la expedición, fue titánica. Inspeccionó el río Reconquista, también conocido como río de Las Conchas y el Paraná; emprendió el ascenso al volcán Misti (5300m) en Perú y del monte Ancohuma (6500m) en Bolivia; exploró la zona de Potosí y del lago Titicaca, entre muchas otras. Cada travesía fue una simbiosis de estudio y aventura cuyos resultados inmortalizó en sus obras ʻDescripción del Perúʻ e ʻIntroducción a la historia natural de la provincia de Cochabamba y circunvecinasʻ.

Este naturalista bohemio pasó a la historia de la ciencia como un prócer, tanto en el mundo europeo como en el andino.

Las conexiones azarosas entre los genios del Imperio

El siglo XVIII fue una época maravillosa para la ciencia. Esa fiebre por el conocimiento y la sistematización en tablas de elementos y especies permitió también que los científicos se influyesen entre sí, realizasen expediciones en conjunto, fuesen unos maestros de otros, creando casi una genealogía científica cuyos nexos valen la pena recordar.

Es el caso de los hermanos españoles, Juan José y Fausto Elhuyar. Si Tadeo Haenke se obsesionó con las plantas, estos con los minerales y metales. Inicialmente se formaron en París en la década de 1770 en varias disciplinas, tal como era común en la época. Sobre ellos y su paso por Europa Central comenta Opatrný.

Johann Christian Mikkan
ʺPrecisamente en este tiempo podemos observar los pasos y lazos fuertes entre la ciencia centroeuropea y de América Latina. Por ejemplo, la familia Elhuyar visitó en los setenta (del siglo XVIII) Europa Central buscando aquí la información sobre métodos nuevos de minería y de metalurgia. Mantuvieron también contacto con este grupo de científicos y académicos que educaron diez años más tarde a Tadeo Haenkeʺ.

Otro nexo más remoto que recuerda nuestro entrevistado, es el del botánico austrohúngaro Johann Christian Mikkan (1769, Teplice-Praga, 1844), a su vez hijo de otro científico, Joseph Gottfried Mikkan, quien fue profesor de química y botánica en la Universidad de Praga y, posteriormente, su rector en 1798.

ʺEn los años veinte del siglo XIX (Johann Christian Mikkan) trabajó en Brasil escribiendo los textos sobre la naturaleza brasileña. Llegó a Brasil con otro experto botánico, Paul, llegaron con la esposa del Emperador brasileño Pedro, Leopoldina. Pero fue el hijo de Mikkan, que fue profesor de Tadeo Haenke. Los contextos son interesantesʺ.

Y estos son algunos de los hilos y rastros que pueden encontrarse entre los científicos y académicos de las universidad de Viena y Praga con Latinoamérica, incluso ya entrado el siglo XIX.

Los sacerdotes jesuitas de Bohemia, nuevos descubridores

En los tiempos de María Teresa, Latinoamérica le ofreció a su corte tantos quehaceres para la erudición pura como territorios vírgenes y nuevos caminos por descubrir y evangelizar.

En aquellas partes que habían sido inhóspitas y poco interesantes para los conquistadores españoles había un potencial que fue aprovechado por los jesuitas checos, nos ilustra Opatrný.

ʺEl grupo primero de Bohemia llegó a finales de los años setenta (del siglo XVII). Hasta el fin de los jesuitas en el continente americano llegaron más o menos 140-150 jesuitas de los países checos. Ellos sirvieron, todos sirvieron, en la frontera norteña o, casi todos, de Nueva España. Naturalmente esto era desierto, mejor dicho, era la región donde los españoles no tenían sus misiones, entonces empezaron a establecer estas misiones más o menos en el tiempo cuando apareció María Teresa en el trono. Entonces llegaron nuevos misioneros en los cuarenta-cincuenta (del siglo XVIII)ʺ.

Josef Opatrný,  foto: Prokop Havel,  ČRo
Añade Opatrný que Wenceslao Link (1736-1797) fue uno de los misioneros más importantes, pues entre 1762 y 1767 pasó una estancia en Nueva España, el México de hoy, que aprovechó al máximo, pues junto a otros misioneros se adentró en la Baja California, donde la población mayoritaria era indígena, es decir, que en conjunto prácticamente llevaron la cultura occidental a esa zona. Y además tenía cualidades de explorador. De eso nos habla Josef Opatrný.

ʺEntre ellos está Wenceslao Link que descubrió la ruta a California Alta, en California Baja estaban las misiones ya antes. Wenceslao Link, con un grupo de soldados, investigó y descubrió el camino en la mitad de la de los sesenta (siglo XVIII), la ruta a California Alta. Preparó su viaje a California, a este territorio, cuando ya la orden de los jesuítas había sido expulsada y Wenceslado Link había sido expulsado tambiénʺ.

Agrega que Link logró llegar a tierra checa sin dificutades mientras que otros tuvieron mala suerte y terminaron en la cárcel en España.

La expulsión de los jesuitas desafortundamente impidió que el mismo Link llevase a la praxis su exploración de la ruta trazada en mapas. No obstante, fue un aporte al que otros le dieron continuidad, como nos explica Opatrný.

Estos diarios los aprovechó Junípero Serra. Fue ʺel descubridorʺ de este viaje, pero él utilizó los diarios de Wenceslao Link. Link regresó de su segunda expedición a California Alta en 1766 preparando la nueva expedición para 1767 y lo expulsaron, entonces no fue posible llegar hasta California Alta. Él se quedó en la fronteraʺ.

El vidrio checo llega a América

Como hemos visto, la ciencia, la religión y la evangelización atrajeron a varias personalidad nacidas en los tiempos de la emperatriz María Teresa a América. Además de estos factores, Opatrný nos habla de lo que él considera un tercer vínculo entre América y Europa Central o, más concretamente, el Imperio Austrohúngaro.

ʺOtra cosa importante: en este tiempo ya aparecieron en América Latina los primeros comerciantes o quizá, mejor que comerciantes, mercancía de Bohemia o del Imperio Austriaco. Conocemos, digamos, los casos de vidrio checo en América Latina en el siglo XVIII. En los fines de los años ochenta del siglo XVIII empezaron los empresarios checos, mejor dicho de Bohemia, a intentar establecer sus sucursales directamente en las colonias. Establecieron finalmente una sucursal en Nueva Españaʺ.

Ello obedecía al fomento de la industria y manufactura después de la derrota de Austria en las guerras contra Prusia. Además del textil y del papel, el vidrio fue otro de los productos más importantes.

La expedición Malaspina en la que participó Tadeo Haenke (Bohemia, 1761-Cochabamba, 1817) zarpó de Cádiz en 1789. Para él, estuvo desde el principio llena de contrariedades: cuando Haenke llegó a Cádiz ya las naves había salido y tuvo que embarcar en otra nave rumbo a Montevideo. Este barco naufragó por Río de la Plata y Haenke se salvó nadando y tiempo después pudo reencontrarse con los miembros de la expedición. Por ello, gran parte de su labor la realizó solo.

Además del vidrio, se supone que algunos productos de la industria textilera fueron exportados a América Latina bajo el reinado de María Teresa, pero es algo que en las fuentes no se puede constatar.

ʺEn las fuentes siempre se confirma que es producto de Europa Central y no sabemos. Suponemos que era de Bohemia, del Imperio Austriaco, en este tiempo, pero se exportó por medio de los puertos en Alemania, sobre todo Hamburgo. Entonces siempre es presentado como el producto de Europa Central o Alemania, pero sabemos de otras fuentes que Hamburgo servía como puente de Europa Central, naturalmente el río Elba era la comunicación muy buena para exportar estos productosʺ.

Volviendo a los misioneros jesuitas, además de ser propagadores de la religión y la cultura española y fundadores de asentamientos, dejaron testimonios escritos de lo que era América en aquel entonces. En otras palabras, relataron, aunque en otra lengua, el mundo indígena.

Uno de los misioneros jesuitas plasmó en sus diarios una anécdota curiosa.

ʺUno de los jesuitas que vivió no en Nueva España, sino en el Virreinato de Perú en sus cartas mencionó el interés de los indígenas por el vidrio checo, en la forma de cruces, de anillos, pidiendo mandar estos regalitos para los indígenas. No sabemos si los amigos lo mandaron, pero sabemos que los indígenas lo conocieron, es decir, lo pidieronʺ.

La emperatriz María Teresa parece haber apostado a la educación y la erudición como una vía de modernización y desarrollo. Contribuyó a crear las condiciones para que las tierras de su reino estuviesen siempre a la vanguardia, con científicos y aventureros que contribuyeron a crear el gran archivo de la naturaleza del Nuevo Mundo, con el envío de los preciados elementos y productos de sus tierras y con la concesión de permisos a los más letrados y capaces jesuitas. Todo ello hizo posible un provechoso diálogo entre la naciente América y Europa Central.

Autor: Ana Briceño
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