Juan Hus, hereje, reformador, símbolo nacional

La Hoguera de Juan Hus, foto: public domain

El seis de julio de 1415 murió en la hoguera, después de ser condenado por herejía, el reformista checo Juan Hus. Su atrevimiento fue predicar una Iglesia pobre y más cercana al pueblo, continuando el legado de John Wycliff y sentando las bases del protestantismo de Martín Lutero. Su muerte dio lugar a las guerras husitas, que devastaron las Tierras Checas durante las décadas posteriores.

La Hoguera de Juan Hus,  foto: public domain
"La búsqueda de la verdad", con esta frase simple podríamos resumir la vida y el legado de Juan Hus que, a pesar de no ser el pionero en el campo de las reformas religiosas, dejó una huella imborrable en la historia religiosa y laica de Bohemia.

Han transcurrido seis siglos de la muerte de Juan Hus en la hoguera y sus ideas reformistas y su ansia por la verdad siguen siendo actuales, valoradas incluso por sus antiguos enemigos.

En 1999, el entonces Papa Juan Pablo II destacó que "Hus era una figura memorable por muchas razones, pero sobre todo su valentía moral ante las adversidades y la muerte lo han convertido en una figura de especial importancia para el pueblo checo. Este pueblo también tuvo que encarar duras pruebas a lo largo de los siglos".

Papa Juan Pablo II,  foto: Bundesarchiv  (1980)
El Sumo Pontífice pronunció estas palabras al inaugurar un simposio internacional sobre Juan Hus, que se efectuó en diciembre de 1999 en Roma, y que formalmente solucionó el problema que dividía a la nación checa desde el siglo XV. Muchos checos, especialmente los de orientación evangélico-protestante, consideraban la muerte de Hus como una injusticia histórica pendiente de rectificación o rehabilitación.

De hecho el husismo marcó un antes y un después en la historia nacional, y es visto por la mayor parte del nacionalismo checo como un movimiento específico, propio, divergente de los intereses alemanes o austriacos. Juan Hus y su doctrina, aunque parte del pasado, son símbolo de la identidad checa.

Un movimiento religioso propiamente checo

La cuestión es cómo y por qué en las Tierras Checas cuajó la doctrina reformista de Hus. Pero para ello en primer lugar hay que examinar su contexto histórico.

En la segunda mitad del siglo XIV, las tierras checas habían vivido uno de sus períodos de florecimiento, bajo el reinado del emperador romano germánico Carlos IV, un monarca ilustrado y hábil que, además de fundar la Universidad Carolina y mandar a construir el Puente de Carlos, transformó Bohemia en un importante centro político y cultural europeo. Así lo describe el historiador František Šmahel.

František Šmahel,  foto: ČT24
"Praga era en su época una importante metrópoli del mundo cristiano, de manera que todo lo que ocurría en Bohemia influía sobremanera en todo el Viejo Continente. Por otra parte, a diferencia del resto de Europa, en las tierras checas había escasas experiencias con la herejía y la crítica de la Iglesia. En este aspecto, Bohemia estaba atrasada".

En las postrimerías del siglo XIV, las regiones del oeste y del sur de Europa se vieron afectadas por una seria crisis demográfica a causa de las repetidas epidemias de peste. A consecuencia de ello aparecieron los primeros problemas económicos. La situación influyó, lógicamente, también el Reino de Bohemia.

La crisis se profundizó aún más con el cisma papal. Desde 1379 toda la iglesia occidental debatía sobre los problemas provocados por la existencia de dos papas. Entretanto, el emperador romano germánico Segismundo, hijo de Carlos IV y hermano del rey checo, Venceslao IV, dispuso en 1403 que los cristianos europeos no obedecieran bula papal alguna. En 1409, los cardenales de esta facción se rebelaron y declararon "herejes" a los dos papas existentes.

Carlos IV
En esas circunstancias y bajo la influencia de diferentes doctrinas reformistas eclesiásticas del exterior, en las tierras checas surgió un ambiente favorable para la aparición de un movimiento reformista, declaró el historiador František Šmahel.

"Debido a la poca experiencia con la herejía, los diferentes líderes reformistas no tenían una idea lo suficientemente clara de cómo incurrir a cambios en la Iglesia Católica. Querían que se transformara, que dejara de acumular bienes y que se dedicara a la evangelización y al servicio a los creyentes. Pero no sabían cómo lograrlo".

Mientras tanto, los estudiantes checos trajeron de Oxford los libros del reformador religioso inglés John Wycliff, que planteaba su programa de una Iglesia pobre y proponía privar al clero de sus bienesm que serían utilizados para fines caritativos. Se trataba de un programa que entusiasmó a un determinado grupo de reformadores checos, encabezados por Juan Hus.

Un académico y predicador de origen campesino

Este nació alrededor de 1372 en la aldea de Husinec, Bohemia del Sur. Llegó a Praga entre 1386 y 1390 para estudiar en la recién fundada Universidad Carolina de Praga, recordó el historiador František Šmahel.

Casa natal en la aldea de Husinec,  foto: Štěpánka Budková
"Juan Hus era un talentoso joven campesino, porque sólo las personas realmente talentosas tenían la oportunidad de estudiar en la universidad. Hus consiguió el título de maestro de artes libres y de bachiller de teología. También fue ordenado sacerdote y prosiguió su carrera universitaria. A principios del siglo XV fue elegido decano de la facultad, y entre 1409 y 1410 fue rector de la Universidad Carolina".

Al estudiar en 1408 la obra "De la Verdad de las Sagradas Escrituras", de John Wycliff, Juan Hus quedó positivamente sorprendido, debido a que se sentía frustrado por los profanos abusos de la administración eclesiástica, especialmente, por el negocio con las indulgencias. Hasta la actualidad se han conservado notas y apuntes con las que Hus acompañaba la lectura de los textos de ese letrado británico, licenciado en teología por la Universidad de Oxford.

John Wycliff fue un ejemplo para Juan Hus, quien comenzó a predicar en la iglesia de San Miguel y posteriormente en la Capilla de Belén, en Praga. Durante sus predicaciones, Hus demostraba excelentes dotes de orador. Condenaba toda una serie de vicios, principalmente, la brujería. Apelaba a favor de la reforma religiosa y la depuración profunda de la Iglesia Católica. Criticaba severamente la acumulación de bienes materiales por parte del clero y sometía a duros ataques la influencia eclesiástica en la política profana.

Juan Hus en la Capilla de Belén,  foto: Wolfgang Sauber,  CC BY-SA 3.0 Unported
Juan Hus se convirtió pronto en uno de los predicadores más famosos de Praga. A la Capilla de Belén llegaba gente sencilla, así como miembros de la aristocracia y de la burguesía praguenses. Entre los auditores aparecía con frecuencia la reina Sofía, esposa del soberano checo Venceslao IV.

Lo sugerente de las predicaciones de Hus testimoniaba su capacidad de responder a los problemas pendientes de la sociedad checa de entonces. Era un orador genial y emotivo, que tenía la capacidad de manipular a las masas e influir sobre su manera de pensar, opina el profesor Šmahel.

"Hus en ningún caso deseaba cambiar el sistema social. Su meta fue mejorarlo. Hus no era revolucionario, sino reformador. Soñaba con una sociedad armónica, donde todos vivieran en consonancia con los diez mandamientos. Por otro lado no era ingenuo y sabía que la vida estaba acompañada de una lucha eterna entre el bien y el mal. No obstante, insistía en que la gente optara siempre por el bien".

Están escuchando un programa especial de Radio Praga dedicado al reformista checo Juan Hus

Quemado por hereje

En vista de la crisis por la que atravesaba la Iglesia Católica en aquella época, Hus comenzó a identificar a sus seguidores con los Apóstoles, abogando por la imitación de la vida de Jesucristo. A sus adversarios los denominaba "fariseos", y al Papa "encarnación del Anticristo". Las predicaciones de Hus ocasionaron levantamientos populares que inquietaron al rey Venceslao IV. Y no sólo a él.

John Wycliff
El contenido de los sermones de Juan Hus, sus invectivas y exigencias de una renovación interna de la Iglesia provocaron una verdadera indignación entre los dignatarios eclesiásticos, que no vacilaron en quejarse ante el Papa Juan XXIII.

El Primado de la Iglesia Católica reaccionó con la edición de una bula que condenaba a prohibición las ideas de John Wycliff, considerado por Hus como su maestro. No obstante, Hus rechazó aceptar el contenido de la bula, así como la exigencia de que se presentara ante la curia romana.

La crisis en torno a Juan Hus culminó en otoño de 1412, cuando el Papa lanzó un interdicto sobre Praga que prohibía la celebración de oficios durante la presencia de Hus en la ciudad. A raíz de ello, Hus se trasladó al campo, concretamente a la localidad de Kozí Hrádek, en Bohemia del Sur, donde siguió predicando y donde escribió una de sus obras maestras ‘De Ecclesia’. Su influencia pronto superó las fronteras de esa región.

Mientras tanto, en 1413 la Facultad Teológica de Praga calificó a Hus como hereje. Los profesores le acusaron de oponerse a las autoridades eclesiásticas y al Papa y rechazaron categóricamente sus tesis.

El emperador romano-germánico Segismundo, hermano del rey checo Venceslao, insistió en que Juan Hus apareciera ante el Concilio de Constanza, ciudad situada en la Alemania actual.

Decreto de Kutná Hora  (1414),  la transcripción elegida a Juan Hus,  foto: Anton Kajmakov
Hus obedeció y en otoño de 1414 llegó a Constanza. Antes de partir se refugió al castillo de Krakovec, en Bohemia Occidental, donde permaneció varios días bajo la protección del señor Jindřich Lefl de Lažany. Fue allí donde Hus escribió varias cartas a sus partidarios.

Después de llegar a Constanza, Juan Hus fue detenido, acusado de herejía y encarcelado. Hay que destacar que Hus partió a Constanza estando convencido de que tendría la posibilidad de discutir sobre sus tesis y cuestiones de fe. Para este fin se había preparado con antelación un discurso que tituló ‘Oración de paz’ (Sermo de pace).

Sin embargo, el concilio eclesiástico ante el que compareció Juan Hus era en realidad un tribunal que tenía el derecho de decidir si las ideas de Hus estaban o no en contradicción con la fe cristiana. Sus miembros instaron en repetidas ocasiones a Hus a que desistiera de sus ideas, pero él rechazó darles la respuesta deseada.

Seis meses más tarde, Juan Hus fue condenado a muerte en la hoguera por herejía. El tribunal ordenó quemar todos sus libros. La sentencia fue llevada a efecto el 6 de julio de 1415 en las afueras de Constanza.

Durante el camino hacia la hoguera, Juan Hus cantaba la canción mariana "Christi virgo dilectissima". Al llegar al lugar, fue atado a un palo y sobre su cabeza fue colocada una corona de papel que llevaba la inscripción: "Este es un archihereje". Por última vez le exhortaron a que renunciara a sus tesis, pero Hus se negó, estando convencido de que sacrificaba su vida por la verdad. Después de ser cumplida la sentencia, sus cenizas fueron lanzadas al río Rin, que atraviesa la ciudad.

Murió el perro, pero no la rabia

Un año después, el proceso con Juan Hus tuvo un trágico epílogo con la muerte de otro reformador checo, Jerónimo de Praga. Después de criticar el concilio de Constanza fue detenido y, tras declarar que "Juan Hus fue un santo y un hombre bueno", fue condenado en 1416 a muerte en la hoguera.

Tras la muerte de su enemigo en la hoguera, la Iglesia Católica estaba convencida que la situación se normalizaría. Sin embargo, la muerte de estos dos predicadores checos ocasionó una poderosa escala de tensiones en el Reino de Bohemia.

Dentro de la sociedad prevaleció la opinión de que, con la condena de Hus, se había atacado también el orden público y las reglas vigentes en el territorio del país, según recalcó el historiador František Šmahel.

"La primera señal de descontento fue la protesta pública presentada en 1415 por casi 500 señores y representantes de la alta nobleza checa. Poco después fue creada la Unión de la nobleza husita, encabezada por el burgrave Čeněk de Wartenberk, quien se convirtió en un poderoso opositor de la Iglesia Católica".

Tampoco la situación en el campo era tranquila. Los frecuentes levantamientos populares desembocaron en una amplia movilización de los seguidores de Juan Hus que más compartían sus ideas sobre la necesidad de un proceso de renovación de la Iglesia Católica.

Juan Hus el Constanza,  la pintura de Václav Brožík | Foto: Václav Brožík,  Galerie hlavního města Prahy,  public domain
En esa época, es decir en el siglo XV, el Reino de Bohemia se convirtió así en el escenario de una intensa guerra civil entre los poderosos jerarcas eclesiásticos y los husitas, como se denominaba a los seguidores de la doctrina de Juan Hus.

En principio, los husitas compartían las ideas de Hus sobre la necesidad de renovar espiritualmente a la Iglesia de aquel entonces, transformación que se basaba, sobre todo, en la restitución de la pobreza evangélica. Posteriormente, no obstante, parte del movimiento adquirió el carácter de una revolución social contra los privilegios feudales.

La ciudad de Tábor fue uno de los centros de los husitas checos, un movimiento religioso, social y espiritual que en los primeros decenios del siglo XV anticipó la reforma de Lutero.

Con el correr del tiempo, las disputas internas y los enemigos externos, pusieron fin al movimiento husita. No obstante, los ideales de ese movimiento marcaron por mucho tiempo el curso de la historia en el país y, de cierto modo, también en Europa.

El valor de la verdad

En uno de sus libros dedicados a las grandes personalidades de la nación checa, el historiador y escritor checo, Zdeněk Mahler, destacó que el legado moral e intelectual más importante de Juan Hus consiste en su incesante búsqueda de la verdad. En este aspecto, Juan Hus sobrepasó su época, afirmó Mahler.

Zdeněk Mahler,  foto: ČT
"Creo que a Juan Hus hay que considerarlo un moderno pensador europeo. Su integridad moral, su disposición de buscar la verdad cueste lo que cueste, e incluso sacrificar por ella su vida, es una cosa fantástica y digna de admiración. Diría que en el mundo actual, sus ideas cobran urgencia".

Según apuntó Zdeněk Mahler, uno de los lemas de Hus, ese gran pensador checo, fue vivir en armonía con su propia conciencia.

"A mi juicio, Juan Hus nos enseña a defender siempre la verdad y luchar por el derecho a la verdad. En este sentido, el legado de Juan Hus debe ser concebido como patrimonio de la humanidad. La nación checa debería considerarse heredera de su sabiduría, de su valentía y de sus altas cualidades morales e intelectuales".