El intrincado destino del 28 de octubre, el día del nacimiento de Checoslovaquia

Plaza de Venceslao, en Praga, el 28 de octubre de 1918, foto: public domain

El 28 de octubre recordamos el día de la independencia de Checoslovaquia, proclamada en 1918. Desde entonces, esta celebración ha experimentado una turbulenta historia; los nazis la borraron del calendario, los comunistas lo transformaron de acuerdo a su ideología y en la actualidad suenan voces críticas que tachan de absurdo celebrar el nacimiento de un Estado que ya no existe. El destino del 28 de octubre, al que dedicamos este programa especial, es todo un espejo de la historia del Estado Checoslovaco.

Checoslovaquia 1918-1935

“Pueblo checoslovaco, tu eterno sueño se ha hecho realidad”. Con esta proclamación el Comité Nacional Checoslovaco rompió el 28 de octubre de 1918 los últimos grilletes que habían aherrojado las tierras checas y eslovacas bajo el Imperio Austrohúngaro.

Edvard Beneš,  foto: Library of Congress

La idea de emancipación se remontaba al siglo XIX, pero su realización empezó a tomar un contorno real durante la Primera Guerra Mundial, cuyos acontecimientos aceleraron el proceso de la creación del nuevo estado.

El mayor mérito por el nacimiento de Checoslovaquia se atribuye a la labor de Tomáš Garrigue Masaryk, Edvard Beneš y el eslovaco Rastislav Štefánik, quienes desde el exilio llevaron a cabo actividades diplomáticas y militares para conseguir la independencia.

El proyecto contó con el apoyo de la organización secreta Maffie, cuyos aproximadamente 200 miembros desarrollaban actividades conspirativas e informativas a fin de socavar el poder de las autoridades austrohúngaras.

El primer éxito en el camino hacia la independencia se logró tras pactar el reconocimiento de la Checoslovaquia independiente por parte de las potencias aliadas.

Woodrow Wilson

Otro momento importante surgió el 14 de octubre de 1914, cuando se realizó una manifestación en la ciudad de Písek, en Bohemia del Sur, en protesta contra el abastecimiento de alimentos a las tropas austrohúngaras, ya que el estado de las despensas en las Tierras Checas era trágico. Durante la manifestación aparecieron entre la muchedumbre carteles que anunciaban el nacimiento de la Checoslovaquia independiente. Un comunicado anticipado, ya que para su instauración oficial hubo que esperar 14 días más.

El 16 de octubre el emperador austrohúngaro, Carlos I, proclamó la federalización de su Imperio. Para su salvación sin embargo ya era tarde. Dos días después el Gobierno provisional checoslovaco, establecido en Francia y encabezado por Tomáš Garrigue Masaryk, dirigió una carta al presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, en la que rechazaba formar parte del Imperio federalizado.

El 27 de octubre el ministro austrohúngaro Gyuly Andrássy envió al presidente estadounidense su respuesta a la petición, en la que le pedía autonomía para los estados de la monarquía. Las portadas de los periódicos checos publicaron el texto de Andrássy al día siguiente y su contenido fue entendido por la ciudadanía como la capitulación de la Monarquía.

El proceso de independencia culminó unas horas después. El escenario de la proclamación oficial de la Checoslovaquia independiente fuela Plaza de Venceslao, en Praga. Un lugar simbólico, consagrado al patrón de la nación checa.

Plaza de Venceslao,  en Praga,  el 28 de octubre de 1918

Los que se hicieron cargo de anunciar esta noticia fueron los llamados Hombres del 28 de Octubre, un grupo de cinco políticos, formado por Alois Rašín, František Soukup, Antonín Švehla, Jiří Stříbrný, y el eslovaco Vavro Šrobár.

En aquel momento aún se hallaban en Praga las tropas austrohúngaras, que podían intervenir y desbaratar el golpe del Estado en cualquier momento.

Según apuntó para la Televisión Checa Jan Rychlík, del Instituto de Historia Checa, de la Facultad de Filosofía de la Universiad Carolina, se logró evitar una violenta revolución gracias a la actitud de las autoridades austrohúngaras.

Tomáš Garrigue Masaryk

“Cuando el emperador Carlos I se dio cuenta de que ya no había manera de salvar el Imperio Austrohúngaro, él mismo garantizó que si el traspaso del poder transcurría disciplinadamente y sin pérdidas humanas, el Ejército austrohúngaro no llevaría a cabo ninguna intervención”.

El 30 de octubre, Eslovaquia manifestó su voluntad de formar un estado junto a los checos a través de la Declaración de Martin. Todas las negociaciones concluyeron al día siguiente y en el mapa apareció una nueva república democrática, encabezada por el presidente Tomáš Garrigue Masaryk.

El entusiasmo durante la Primera República

Desfiles militares, espectáculos de conjuntos folclóricos y homenajes a las víctimas. Durante la existencia de la Primera República, los festejos del día 28 de octubre eran acompañados de un entusiasmo espontáneo.

En 1919, esta fecha adquirió el estatuto de día festivo y según afirma Jan Rychlík, la celebración se tomaba con mucha seriedad.

 Jan Rychlík,  foto: Šárka Ševčíková

“Por ejemplo en la zona norte del país, en Krkonoše, hubo casos de penalización de artesanos que este día festivo ejercieron sus oficios”.

Los que no estaban de acuerdo con la fecha del 28 de octubre como día de la nación eran los comunistas. Afín a su ideología, abogaron por convertir en un día festivo el 14 de octubre, razonando que en esta fecha se habían celebrado varias manifestaciones por una República Checoslovaca Socialista. Con motivo de la aprobación de la ley que en 1925 estableció las fechas de fiestas nacionales, el diputado comunista Edmund Burian presentó a la Cámara Baja su sugerencia de otros días festivos que correspondieran con la ideología de su partido.

Aparte del ya mencionado 14 de octubre, que se titularía el 'Día de la Huelga General' por una Checoslovaquia Socialista, figuraba en la lista el 'Día de la Revolución Proletaria Rusa', a conmemorar el 7 de noviembre, y en lugar de celebrar las fiestas navideñas y la Semana Santa se abogaba por festejar el Solsticio y el Festejo de Primavera.

Con otros días festivos los comunistas querían rendir homenaje a Vladimír Ilich Lenin y a Karl Marx. El 28 de octubre sin embargo en su lista no tenía lugar.

El Día de los Estudiantes surge de un fondo trágico

Las preparaciones para el 20 aniversario del nacimiento del Estado Checoslovaco independiente estaban en plena marcha, cuando llegó uno de los momentos más tristes del país.

Protectorado de Bohemia y Moravia,  foto: archivo de la Radiodifusión Baviera

El 30 de septiembre de 1938 las potencias europeas Francia y Gran Bretaña pactaron con la Alemania nazi el Pacto de Múnich, que cedió al Tercer Reich una tercera parte del territorio checoslovaco.

El Gobierno checoslovaco suspendió los festejos, que se estaban preparando desde el año anterior, considerando inoportuno celebrar este importante aniversario en un ambiente tan trágico.

Tras el establecimiento del Protectorado de Bohemia y Moravia, proclamado por Adolf Hitler el 15 de marzo de 1939, el aparato nazi prohibió cualquier manifestación de nacionalismo checo y eslovaco, por lo cual los festejos oficiales fueron suspendidos del todo.

El Acuerdo de Munich | Foto: Bundesarchiv,  Bild 183-R69173/Wikimedia Commons,  CC BY-SA 1.0

A sabiendas de que los castigos de los nazis eran brutales, miles de checoslovacos salieron el 28 de octubre de 1939 a las calles con trajes festivos, cintas tricolores en solapas y con sus gorras como la que solía llevar el presidente Tomáš Garrigue Masaryk.

Este heroísmo provocó bruscos enfrentamientos con grupos de estudiantes alemanes, que escalaron en brutales tiroteos llevados a cabo por el aparato represivo nazi. Estos choques se cobraron las vidas de dos checoslovacos, el obrero Václav Sedláček y el estudiante de medicina Jan Opletal. Sus muertes provocaron una fuerte indignación entre el pueblo checoslovaco.

Pese a estar prohibido, al funeral del joven estudiante Jan Opletal asistieron más de 10.000 personas, que posteriormente tomaron las calles para protestar contra los nazis.

Jan Opletal,  foto: Free Domain

Una de las respuestas del Protector de Bohemia y Moravia a estos acontecimientos fue el cierre de todas las universidades checas por tres años. Sin embargo, sus puertas no volvieron a abrirse hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.

Aún más dura fue la siguiente represalia de los nazis, que llevó a más de mil estudiantes, elegidos al azar, al campo de concentración Sachsehausen. Más de cuarenta de ellos nunca volvieron a sus casas.

El 17 de noviembre la Radiodifusión Checa comunicó un informe sobre un tiroteo que hizo despertar a los vecinos del barrio praguense de Dejvice. Los nazis estaban tomando las residencias universitarias, donde mataron a tiros a nueve estudiantes y funcionarios de organizaciones estudiantiles.

Estas trágicas circunstancias impulsaron a la Unión Internacional de Estudianes a proclamar el 17 de noviembre Día Internacional de los Estudiantes.

Del día de la independización al día de la nacionalización

El destino del día 28 de octubre siguió su intrincado camino también tras la llegada de los comunistas al poder en febrero de 1948.

El febrero de 1948,  la plaza de la Ciudad Vieja en Praga | Foto: ČT24

Desde el aparato estatal sonaban voces que consideraban inoportuno festejar el nacimiento de Checoslovaquia, supuestamente por estar vinculado con las dos décadas de democracia y capitalismo transcurridas bajo la presidencia de Tomáš Garrigue Masaryk.

Llevando poco tiempo al mando, los comunistas eran conscientes de que hacer desaparecer el festejo indignaría al pueblo. Así que no lo borraron del calendario, pero dieron más importancia a la conmemoración del 9 de mayo de 1945 que homenajeaba el Levantamiento de Praga y la llegada del Ejército Rojo.

Habían transcurrido tan solo tres años cuando los comunistas decidieron cambiar el nombre y el significado de este día festivo. El llamado 'Día de la Nacionalización' conmemoraba la emisión de los Decretos del presidente Edvard Beneš, que aparte de confiscar propiedades a los alemanes y húngaros asentados en Checoslovaquia autorizaron también la nacionalización de una parte del sector minero, industrial y todo el sector bancario.

 Edvard Beneš,  foto: ČT24

Como día de la emisión de los decretos los comunistas marcaron el 28 de octubre. Sin embargo, se trató de un engaño, ya que el decreto de la nacionalización fue firmado el 24 de octubre y su validez fue oficialmente declarada al día siguiente en la Plaza de Venceslao y en presencia del presidente Beneš.

En 1952, los medios de comunicación no mencionaron nada sobre el nacimiento de Checoslovaquia así como tampoco se recordó el nombre de su fundador, Tomáš Garrigue Masaryk.

Al mismo destino se enfrentaron también los días festivos de la patria de otros países comunistas. Los festejos que celebraban el nacimiento de Polonia y Bulgaria fueron suspendidos y su lugar fue tomado por las fiestas del establecimiento de la democracia popular.

 Josef Čapek,  foto: Free Domain

La lucha contra todo lo que recordara de alguna forma el nacimiento de la Checoslovaquia democrática llegó a tal punto, que se eliminó un capítulo del libro infantil 'Ocho Cuentos del Perrito y la Gatita', del escritor y pintor Josef Čapek, cuyos protagonistas celebraban el 28 de octubre.

En las cuatro décadas de comunismo surgieron excepciones en las que se recordó el nacimiento de Checoslovaquia. Aunque impregnado con la ideología de los representantes del Estado, según afirma Josef Tomeš, del Instituto Masaryk.

“La verdad es que había momentos en los que los comunistas decidieron recordar este día. Sobre todo, en la ocasión del 40 aniversario del nacimiento de Checoslovaquia. Entonces, organizaron un gran evento para funcionarios en la Casa Popular, en Praga, donde uno de los mayores representantes del Gobierno comunista presentó un discurso con el que adoraba el 28 de octubre, pero de manera que favorecía a su partido”.

Josef Tomeš,  foto: Wikipedia,  Dezidor,  CC-BY-2.5

Entonces el diputado manifestó que este día se conmemoraba como la fecha de la culminación de la lucha por la independencia, llevada a cabo por el proletariado bajo la influencia de la Revolución de Octubre de Rusia. Destacó también que a causa de la traición de los líderes reformistas no llegaron a conseguir sus metas.

Según recuerda Jan Rychlík, la propaganda de la ideología comunista se intensificaba siempre justo antes de la llegada de la fecha.

“Los escaparates se llenaban de carteles con lemmas como “Sin el 7 de noviembre no existiría el 28 de octubre”. Esta fecha se recordaba como un remedo de la Revolución de Octubre de Rusia. Y eso pese a que en Checoslovaquia este acontecimiento nunca ha tenido lugar en el calendario como fiesta oficial”.

En 1975, en plena época de normalización, como se denomina el endurecimiento del régimen comunista tras la invasión soviética de 1968, el 28 de octubre perdió su estatuto de día festivo, siendo reducido a día para recordar.

La invasión soviética de 1968,  foto: Engramma.it,  Wikimedia CC BY-SA 3.0

En los documentos internos del aparato estatal esta decisión fue justificada como una medida para acabar con las “tendencias de los ciudadanos que querían celebrar el significado original de aquella fecha”.

Un año antes de la caída del régimen, los comunistas cambiaron de estrategia. Con motivo de los setenta años del surgimiento de Checoslovaquia, el presidente Gustav Husák declaró una amnistía para unos 5.000 presos y suspendió la persecución de otras 15.000 personas.

“Sin duda el año 1988 estuvo vinculado con la intención del régimen de conseguir un poco de legitimidad, o más bien pseudolegitimidad, ya que por razones objetivas nunca se llegaría a obtener una verdadera ”, resaltó Jan Rychlík.

Gustáv Husák,  foto: Wikipedia CC BY-SA 3.0

En aquella época en los periódicos empezaron a aparecer opiniones abiertas, que tan solo un año antes habría sido imposible publicar. Era notable que la oposición política ganaba cada vez más territorio.

El 28 de octubre de dicho año la Plaza de Venceslao, en Praga, se llenó de miles de personas. La concentración acabó dispersada por las porras y cañones de agua de la Seguridad del Estado.

Es irónico que el día anterior en la misma plaza los representantes del régimen comunista recordaran servilmente el significado original del día 28 de octubre después de décadas de silencio.

La crítica al régimen realizada durante esta manifestación representó un importante paso para derribar el sistema comunista al año siguiente.

La celebración del surgumiento de un país que no existe

Tras la partición de Chequia y Eslovaquia el 31 de diciembre de 1992, empezaron a sonar voces críticas, argumentado que no era necesario festejar el nacimiento de un estado que ya no existía.

Foto: Vojtěch Berger

Por su parte, para muchos checos esta fecha representa uno de los momentos claves en el proceso de la constititución de su nación. Según resaltó Josef Tomeš, en la conciencia del pueblo, el día del 28 de octubre sigue teniendo un significado simbólico. En 1918 la oprimida nacionalidad checa se levantó y siguió vigente durante toda la existencia de Checoslovaquia. Y la República Checa ahora enlaza con ella. De hecho, enlazamos de manera continua con la historia de las tierras de la Corona Checa, tal y como lo establece la Constitución.

En la actualidad, la República Checa recuerda el 28 de octubre con actos solemnes y entregas de las mayores distinciones estatales a importantes personas del país. En Eslovaquia el día 28 de octubre no se celebra como el día del surgimiento del país.

Los aniversarios redondos en circunstancias poco favorables

Foto: archivo de Radio Praga

Al resumir la historia, hay que destacar que todos los aniversarios redondos del surgimiento de Checoslovaquia tuvieron lugar en épocas no favorables para su pueblo, apunta Tomeš.

“Los aniversarios de 1958 y 1978 se celebraron en condiciones anormales y no democráticas, mientras que el de 1938, el de la década posterior y el de 1968 se festejaron en la sombra de acontecimientos tan nefastos como el Pacto de Múnich, el golpe del Estado comunista y la ocupación soviética”.

El centenario de la independencia checoslovaca tendrá lugar dentro de cuatro años y no queda más que esperar que su transcurso no vuelva a seguir la intrincada trayectoria del siglo XX.