Cirilo y Metodio, los evangelizadores de las Tierras Checas

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La República Checa celebra este 5 de julio su fiesta nacional, el día de los santos Cirilo y Metodio. Se trata de dos eruditos bizantinos que partieron hacia las actuales Tierras Checas para reforzar la estructura eclesiástica en el primer Estado de los eslavos occidentales, y fomentar su fe cristiana.

Escultura de San Cirilo y Metodio en Radhošť | Foto: Valtameri GNU FL
Los eslavos llegaron al territorio en el que hoy en día se extiende la República Checa y Eslovaquia en el sexto siglo después de Cristo. Los primeros misioneros cristianos empezaron a venir a la Gran Moravia de Baviera, predicando el evangelio, por supuesto, no en latín o griego, sino en las lenguas locales.

Los moravos no podían esperar que lo hiciera el imperio romano germano, pero, a principios de los años sesenta, el príncipe Rostislav se dio cuenta de que además del emperador romano germano, había otra autoridad cristiana que podía legitimar su Estado: El papado, que tenía el derecho de crear arzobispados. Y el Estado que tenía un arzobispado, tenía también la legitimidad garantizada por el papado.

En 861, Rostislav se dirigió a Roma, al Papa Nicolás I, con la solicitud de que fueran enviados a la Gran Moravia misioneros que educaran y bautizaran al clero local. El Papa no atendió su petición porque no quería romper buenos contactos con el emperador romano germano. Los moravos repitieron entonces su solicitud en Constantinopla, la capital del imperio bizantino. Su emperador Miguel III y el patriarca Focio, no la rechazaron.

Así, en 863 una misión bizantina encabezada por el sacerdote culto Cirilo, llamado el "Filósofo", y su hermano Metodio, partió rumbo a la Gran Moravia.

Antes de iniciar su viaje a la Gran Moravia, los hermanos Cirilo y Metodio realizaron detallados preparativos. Cirilo, como era de Salónica, donde vivían muchos eslavos y se hablaba la lengua eslava, sabía que los eslavos no tenían su propia escritura. Y como filólogo experimentado se percató también de que los alfabetos griego y latino eran absolutamente inconvenientes para el idioma eslavo. En el eslavo había y hay muchos sonidos incapaces de ser expresados con el alfabeto griego o latín. Por ello creó el alfabeto eslavo, de 38 letras, que reflejaba la gran riqueza sonora del eslavo antiguo.

Glagolítico | Foto: Radio Prague International
El alfabeto eslavo de Cirilo recibió el nombre de glagólica y su creación acentuó el hecho de que los moravos eran una nación independiente de los griegos y latinos.

Antes de partir rumbo a la Gran Moravia, Cirilo y Metodio tradujeron los textos fundamentales que necesitaban para su misión, es decir, libros religiosos. Los demás los completaron tras su llegada. Sin exagerar, se puede decir que fueron fundadores de la literatura eslava. El primer libro traducido por Cirilo fue el evangeliario, elemento indispensable para celebrar las misas y para la catequesis. Con ayuda de sus discípulos moravos, vertieron al eslavo antiguo también el misal y el apostolario.

Al concluir en Moravia la traducción de los cuatro evangelios, Cirilo escribió el prólogo de la obra, llamado Proglas. Se trata de una composición poética, escrita en versos, según los cánones griegos, considerada como obra fundamental de la literatura eslava.

Fueron autores también de los códigos civil y penal para el pueblo moravo. Aunque se trató de una traducción del griego, esos códigos reflejaban la vida de los moravos de aquél entonces. En la Gran Moravia había un gran número de iglesias cristianas, pero el paganismo no estaba erradicado del todo. La vida moral sufría grandes insuficiencias y muchas veces contradecía el Decálogo.

Cirilo y Metodio se desempeñaron en Moravia durante cuatro años, hasta 867. Su misión fue bastante difícil. Además de tener que traducir tantos textos al eslavo, educar al clero local y restablecer la estructura eclesiástica, muy a menudo chocaban con los misioneros bávaros que rechazaban rotundamente la misa eslava.

En 867, Cirilo y Metodio ya tenían educado a un suficiente número de discípulos y ahora era necesario que Roma aprobara la misa eslava y ordenara al arzobispo moravo que consecuentemente ordenaría a los discípulos. Solamente así era posible conseguir la creación de una provincia eclesiástica eslava, independiente de Bizancio y de los obispos latinos.

Foto: Miloš Turek
Cirilo falleció en noviembre de 867, tras regresar con Metodio a Roma. El Papa Hadrian II reconoció la liturgia y la escritura eslavas y ordenó a Metodio como sacerdote, y más tarde le nombró su delegado en la Gran Moravia.

A finales de los años ochenta del siglo noveno Metodio regresó a Moravia. Su entonces gobernador, Svatopluk, expulsó a todos los sacerdotes bávaros y entregó toda la administración eclesiástica a Metodio. En 880 Metodio se convirtió en el arzobispo metropolitano de los granmoravos. Fue una gran victoria, pues con ese nombramiento se cumplió el sueño del predecesor de Svatopluk, el príncipe Rostislav. La Gran Moravia consiguió la legitimidad, respaldada por el hecho de que Svatopluk haya donado su Estado a San Pedro, es decir, al papado.

Metodio murió en 885 y fue enterrado en su templo metropolitano en Moravia. La tradición sitúa el lugar de su sepultura en Velehrad, Moravia del Sur. Sin embargo, el desmoronamiento de la Gran Moravia como consecuencia de las incursiones de los magiares ocasionó la destrucción de los asentamientos granmoravos. Resultaron infructuosos hasta la fecha todos los intentos por hallar su sepultura.

Cirilo y Metodio fueron canonizados en el siglo XIX. En 1981, el Papa Juan Pablo II los declaró patronos de Europa.