Cierra la última mina de uranio de Europa Central

Foto: ČTK

La última mina de uranio de Europa Central, la mina Rožná 1 en Žďár nad Sázavou, en la región de Vysočina, ha cesado oficialmente sus operaciones. Gran parte del uranio extraído en sus 60 años de historia terminó en la Unión Soviética.

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La mina de uranio de Rožná, la última de Chequia y en general de toda la región de Europa Central, cerró el jueves, cuando la simbólica vagoneta final fue enviada a la superficie. En realidad Rožná dejó de ser una mina en pleno funcionamiento el año pasado, cuando se extrajeron 72 toneladas. Los trabajadores de la compañía minera Geam ya están llevando a cabo trabajos para desmantelarla.

La mina había sido amenazada con el cierre varias veces en el pasado, y si se había salvado del cierre hasta ahora fue por la intervención del Gobierno.

Los yacimientos de uranio fueron descubiertos en Rožná en 1956 y su extracción fue lanzada oficialmente al año siguiente. Fue bautizada como mina Karel Havlíček Borovský, en honor al escritor checo del siglo XIX. Durante los 60 años que se mantuvo en funcionamiento se extrajeron en Rožná casi 17 millones de toneladas de mineral de uranio, que se utilizaron para producir 23.000 toneladas de uranio metálico.

La minería de uranio en la entonces Checoslovaquia comenzó en 1946, escribió el jueves Hospodářské noviny. Bajo un contrato firmado el año anterior, todo el uranio producido fue enviado a la Unión Soviética. La extracción alcanzó un máximo en 1960, cuando se extrajeron 3.000 toneladas.

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La práctica de utilizar presos políticos como trabajadores forzados en las minas de uranio llegó a su fin en 1961. Antes, y desde 1949, unos 60.000 a 70.000 presos políticos habían pasado por las minas. En la famosa mina de Jáchymov, se cree que murieron hasta 4.500 personas.

El contacto con la sustancia radioactiva y las duras condiciones laborales fueron las causas más frecuentes de muerte, aunque algunos se suicidaron y otros fueron abatidos cuando intentaban escapar.

Los presos políticos representaron en un momento dado hasta un 40% de la fuerza de trabajo. Los delincuentes regulares también se veían obligados a trabajar en las minas, comenta Hospodářské noviny, mientras que en 1949 algunos de los mineros eran prisioneros de guerra alemanes. Sin embargo, el uranio tenía tal demanda en la Unión Soviética que finalmente se establecieron salarios atractivos para atraer trabajadores "civiles".