Asesinato del "padre de los refugiados", Charles Jordan

Praga fue escenario, en 1967, de uno de los más enigmáticos asesinatos del período de la guerra fría: Charles Jordan, vicepresidente de la organización humanitaria judía Joint Distribution Committee salió una tarde de agosto del céntrico hotel Esplanade para comprar cigarrillos. La esposa del funcionario judío esperó en vano su regreso. Pocos días después el cadáver del señor Jordan fue hallado en el río Moldava, que pasa por Praga. Los criminalistas capitalinos no pudieron investigar a fondo el caso debido a la interferencia de la policía secreta del régimen comunista que encubrió a los asesinos. Les contaremos más detalles del caso, que hasta la actualidad no ha sido esclarecido

Charles Jordan, titular de un pasaporte estadounidense, solía actuar como si no existiera el telón de acero entre Occidente y el bloque soviético. Ambas superpotencias que se enfrentaban en la guerra fría-Estados Unidos y la Unión Soviética- consideraban que él representaba un potencial riesgo.

El KGB soviético sospechaba que era agente del servicio de Inteligencia israelí Mossad. Desconfiaba de él también el FBI estadounidense porque Jordan, empeñado en mejorar la suerte de los judíos, mantenía contactos con gobiernos comunistas.

Charles Jordan trabajó también para la ONU, organizando ayuda para refugiados birmanos, tibetanos, vietnamitas y palestinos. En sus proyectos humanitarios rechazaba ponerse los lentes de la ideología. Esta postura le ocasionó problemas a lo largo de toda su vida.

Charles Jordan, nacido en 1908 en Filadelfia, Estados Unidos, pasó su infancia en Berlín a donde se había trasladado con su madre. Se casó con una alemana, pero cuando en 1933 llegó al poder Adolf Hitler, los matrimonios mixtos entre judíos y alemanes empezaron a ser objeto de persecuciones. En julio del mismo año el matrimonio Jordan decidió buscar asilo en la vecina Checoslovaquia.

En los años 30, la Checoslovaquia democrática acogió a miles de antifascistas y judíos alemanes que huyeron ante el nazismo.

Charles Jordan se daba cuenta de que Praga no sería un refugio definitivo y por eso inició gestiones con el fin de obtener el pasaporte estadounidense. Para conseguir el documento tuvo que superar penosos trámites burocráticos y obstrucciones de los funcionarios de la Embajada de Estados Unidos.

El martirio que pasó antes de obtener el pasaporte estadounidense que le posibilitaría salir de Europa, amenazada por el nazismo, influyó en la decisión de Charles Jordan de consagrar su vida a la ayuda a los refugiados.

Después de llegar a Estados Unidos, Jordan empezó a trabajar para la organización humanitaria judía Joint Distribution Committee que con recursos procedentes de los donativos de judíos estadounidenses prestaba ayuda a sus correligionarios del mundo entero.

A partir de 1941, Jordan dirigió desde La Habana la ayuda a los refugiados que huían de Europa ante el nazismo, buscando asilo en el Caribe. Los documentos desclasificados hace poco tiempo revelan que el servicio de Inteligencia estadounidense sospechaba, sin contar con pruebas fehacientes, que Jordan colaboraba con los nazis con el fin de conseguir que éstos permitieran a algunos judíos emigrar a Estados Unidos,Cuba y América del Sur.

Después del fin de la Segunda Guerra Mundial Charles Jordan prosiguió su labor humanitaria en el mundo dividido en dos bandos contrarios: el capitalista y el comunista. Convencido de que se podía llegar a un acuerdo hasta con un enemigo, logró que una organización neutral pudiera enviar ayuda a los judíos residentes en los países comunistas.

Jordan fue el primer alto funcionario judío en viajar personalmente a los países árabes para mantener negociaciones secretas sobre la situación de las comunidades judías locales. Visitó, entre otros, Egipto, Líbano y Siria.

En junio de 1967 estalló en el Oriente Próximo la Guerra de los Seis Días entre Israel y sus vecinos árabes. En el territorio conquistado por el Estado israelí permanecieron un millón de palestinos.

Jordan, que trabajaba para la ONU, propuso resolver el futuro de los palestinos bajo el mandato del alto comisionado de la ONU para los refugiados. El proyecto elaborado por él suponía fomentar la formación profesional de los palestinos e impulsar su autosuficiencia promoviendo la pequeña y mediana empresa.

Cuando se acercaba el debate en la ONU sobre la financiación del proyecto, Charles Jordan fue asesinado en la Checoslovaquia comunista.

El señor Jordan arribó a Praga el 14 de agosto de 1967 para pasar en la capital checoslovaca con su esposa unas breves vacaciones. Josef Frolík, ex espía del servicio de Inteligencia comunista que desertó a Occidente, relata en su libro que el contraespionaje checoslovaco vigiló a Jordan a cada paso.

El ex agente cuenta que después de que Charles Jordan entrara en territorio checoslovaco, empezó a ser seguido por un comando palestino, integrado por estudiantes de la Universidad Diecisiete de Noviembre, con sede en Praga.

El 16 de agosto, por la tarde, Jordan dijo a su esposa que iba a comprar cigarrillos. Salió del hotel Esplanade donde la pareja estaba alojada y por la Calle Washington se dirigió a la cercana Plaza de Venceslao. Después desapareció. El 20 de agosto su cadáver fue rescatado del río Moldava en Praga.

Josef Frolík relata que el contraespionaje checoslovaco siguió y documentó fotográficamente todo lo que pasó con Jordan. Después de que saliera del hotel se abalanzaron sobre él cuatro hombres que lo subieron a un coche con matrícula diplomática. Los agentes del servicio secreto checoslovaco siguieron el vehículo hasta la sede de la Embajada egipcia, en la cercana Calle Italská.

Tras presenciar el secuestro, el oficial del contraespionaje checoslovaco que dirigía el operativo de seguimiento, llamó a sus superiores preguntando cómo debían reaccionar sus hombres. El jefe de la policía secreta se dirigió con la misma pregunta al ministro del Interior y éste consultó al Presidente de la República, Antonín Novotný.

Según Frolík, el jefe del Estado ordenó que la policía checoslovaca no interviniera y dejara al funcionario judío en manos de sus secuestradores árabes. Las cámaras infrarrojas del contraespionaje checoslovaco registraron al amanecer cómo el comando palestino sacaba del edificio al inconsciente Charles Jordan y subía a su víctima al vehículo del primer secretario de la Embajada egipcia. El coche se dirigió al río Moldava, a cuyas aguas los secuestradores arrojaron a Charles Jordan.

El ex espía Frolík afirma que los dirigentes checoslovacos tenían a su disposición una amplia documentación sobre la identidad de los autores del crimen, pero permitieron que éstos salieran del país.

Lamentablemente, el sumario del caso fue destruido, de manera que en la actualidad no disponemos de pruebas que avalen la versión de Frolík, que entretanto falleció en Estados Unidos. Incluso tras la caída del comunismo en 1989 no se esclareció si Jordan fue asesinado por un comando árabe, por el KGB soviético o por el servicio secreto de la Checoslovaquia comunista.

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