Érase una vez un país rico: cómo se convirtió Cuba en el mayor deudor checo

Josef Opatrný, foto: Prokop Havel, ČRo

Con motivo del aniversario 60 de la revolución cubana les ofrecemos un programa especial dedicado a las relaciones comerciales históricas entre la República Checa y Cuba.

Josef Opatrný,  foto: Prokop Havel,  ČRo

Las relaciones bilaterales entre Cuba y la República Checa se remontan a los tiempos cuando estos dos países, tal como los conocemos hoy, ni siquiera existían.

Un denominador económico común se puede detectar ya en el siglo XIX, cuando el territorio de Bohemia formaba parte del Imperio Austrohúngaro y Cuba era una de las últimas colonias que quedaban del imperio español. Por supuesto se trata del azúcar.

Foto ilustrativa: archivo de Radio Praga
Mientras que la isla caribeña fue el mayor productor de este artículo comercial de todo el siglo XIX gracias a las plantaciones extensas de caña de azúcar, en las tierras checas se desarrollaba la industria basada en la remolacha azucarera.

Josef Opatrný, historiador del Centro de Estudios Iberoamericanos de la Universidad Carolina de Praga, explica que debido a esta orientación común se establecieron las primeras relaciones económicas entre los dos territorios.

“A finales del siglo XIX podemos observar que algunas empresas checas locales exportaban a Cuba máquinas para la producción de azúcar. Es decir, no importa si se trata de la producción basada en la caña o en la remolacha. Lo único que difiere es la forma de los cuchillos, el resto es la misma tecnología. Las dos entidades se daban cuenta de esta afinidad”.

Eso se reflejó hasta en la prensa checa de aquel entonces que miraba con atención el desarrollo de la guerra hispano-estadounidense.

“Los diplomáticos informaban sobre el nivel de desarrollo de Cuba. Escribían que había que tener mucho cuidado y exportar solo productos de alta calidad. Lo consideraban un mercado sumamente desarrollado”.

A pesar de que los cubanos perciben dicho conflicto como una guerra por su independencia de España, los checos fueron plenamente conscientes del peligro que significaba para ellos el involucramiento de Estados Unidos en el conflicto, continúa Opatrný.

“El Diario Agrario escribió sobre la guerra hispano-estadounidense con mucho espanto advirtiendo que si Estados Unidos triunfaba, se pondría a invertir en la industria azucarera cubana y esto podría destruir la producción de azúcar en todos los demás países del mundo”.

El interés de los círculos azucareros checos y posteriormente checoslovacos en el desarrollo de la industria cubana fue evidente.

Los lazos entre los dos territorios se podían estrechar después de la fundación de la Checoslovaquia independiente en 1918. Cuba fue uno de los primeros países latinoamericanos que estableció relaciones bilaterales con Praga.

Sin embargo, el tema principal seguía siendo el azúcar. En Praga tenía su sede el cártel azucarero mundial y esto obligaba a los dos países a cooperar. Por cierto, la abundancia de este producto impedía su venta al país centroeuropeo. No obstante, Checoslovaquia, a diferencia del país caribeño, disponía de una industria bien diversificada y tenía mucho para ofrecer.

“Checoslovaquia tenía más contactos diplomáticos con los países latinoamericanos que todos los demás países bajo el control soviético juntos”.

“Por supuesto Checoslovaquia tenía interés en exportar a Cuba. Se trataba sobre todo de maquinaria, pero también de mercancías de consumo”.

Acabada la Segunda Guerra Mundial, los contactos comerciales se pusieron en marcha otra vez. En este período, los representantes del comercio checoslovaco estaban muy conscientes del desarrollo de la isla caribeña que en varios aspectos podía competir con España e Italia, o incluso tenía resultados mejores.

“Los diplomáticos informaban en sus notas al Ministerio de Relaciones Exteriores y al principio de los años 50 también al Ministerio de Comercio Exterior sobre el nivel de desarrollo de Cuba. Escribían que había que tener mucho cuidado y exportar solo productos de alta calidad. Lo consideraban un mercado sumamente desarrollado y acostumbrado a mercancía de lujo”.

De ahí que a Cuba viajaban por ejemplo representantes de la industria cristalera.

Las armas checoslovacas defendieron la Bahía de Cochinos

Foto ilustrativa: ČT24
En 1959 se presentó la primera concepción de la política nacional hacia los países latinoamericanos. Este documento dibujó a Cuba como un país excepcional. Y eso a pesar de que no existe una clara respuesta que justifique la importancia que se le atribuía al país insular. Es decir, la Unión Soviética en este período tuvo mucho cuidado con algún estrechamiento de las relaciones. Por ello, Checoslovaquia se convirtió posteriormente gracias a sus buenas relaciones con Cuba en una especie de mediador de las conversaciones entre el Bloque del Este y el nuevo aliado.

“Checoslovaquia tenía más contactos diplomáticos con los países latinoamericanos que todos los demás países bajo el control soviético juntos”.

El nuevo contexto geopolítico creó oportunidades de vender a Cuba otro producto tradicional checoslovaco: las armas.

Fidel Castro,  foto: ČT
En realidad, el préstamo que concedió Moscú a La Habana después del “coming out” comunista de Fidel Castro fue destinado precisamente para adquirir armas checoslovacas. Este envío llegó a ser de gran importancia para todo el proyecto revolucionario, ya que estas armas ayudaron a repeler la Invasión en Playa Girón, destacó el profesor Opatrný.

“Se trató de las armas que se utilizaron en Bahía Cochinos. Esto fue muy significativo. Estamos hablando de la época en la que Fidel Castro gozaba de una enorme autoridad y él elogiaba estas armas. Fue una gran cantidad de armas, o sea por ejemplo a las metralletas M26 se las llamaba “checas” en general en este período. Sin embargo, el envío no se limitó a las metralletas, había proyectiles antiaéreos etc. Hay una foto de Fidel Castro en Playa Girón y los expertos sostienen que la metralleta antiaérea que tiene allí es de procedencia checoslovaca”.

Las preocupaciones se convierten en realidad

La posterior idea de los líderes revolucionarios de acabar con la Cuba turística y productora de azúcar y de convertirla en una potencia industrial contaba otra vez con Checoslovaquia.

"Hay una foto de Fidel Castro en Playa Girón y los expertos sostienen que la metralleta antiaérea que tiene allí es de procedencia checoslovaca”.

Había planes de construir una fábrica de tractores y otra de automóviles y ambos proyectos deberían ser edificados con el apoyo del país centroeuropeo.

Sin embargo, los funcionarios checoslovacos se iban dando cuenta que el desarrollo que se proyectaba Cuba para sí podría no ser tan realista como lo dibujaban los propios revolucionarios.

“Si miramos documentos históricos, nos enteramos que los diplomáticos económicos checoslovacos ya en los años 60 sospechaban que Cuba tendría muy probablemente problemas serios a la hora de cumplir con sus compromisos en lo que se refiere a la liquidación de la deuda que se iba acumulando”.

Las relaciones bilaterales se vieron afectadas negativamente también por la Crisis de los Misiles. Fidel Castro no fue invitado a participar en las conversaciones entre Washington y Moscú, lo que causó una gran indignación que se reflejó en un giro de Cuba hacia China.

Eso cambió en 1968, cuando el comandante cubano apoyó la invasión de las tropas del Pacto de Varsovia a Checoslovaquia. Así, el país caribeño se aproximó nuevamente a la Unión Soviética y se sumó al Consejo de Ayuda Mutua Económica.

"Sin embargo, toda la maquinaria y los bienes de consumo que se exportaban a Cuba simplemente no se podían pagar solo con mármol y un par de conservas de fruta tropical”.

Lo que no cambió fue la preocupación razonada de los economistas checoslovacos, continúa Opatrný.

“Las relaciones económicas no dejaban de entristecer a los checoslovacos. Una excepción fue el suministro de mármol cubano para el metro praguense. Sin embargo, toda la maquinaria y los bienes de consumo que se exportaban a Cuba simplemente no se podían pagar solo con mármol y un par de conservas de fruta tropical”.

Al fin y al cabo, la deuda llegó a ser de unos 280 millones de euros bajo el concepto de préstamos civiles, y Cuba se convirtió así en el país que más dinero debe a la República Checa hasta hoy en día.

Además de ello existen también otras cuentas por cobrar que todavía se mantienen en secreto. Se refieren al suministro conjunto de armas y otro material militar a Cuba. Todo eso en el marco de la cooperación de los países socialistas.

En 2016 surgió la peculiar oferta del Gobierno cubano de liquidar esta deuda con suministro de ron, sin embargo, las negociaciones en este sentido no han avanzado.

palabra clave:
audio