El asalto nazi a Polonia desencadenó la II Guerra Mundial

El buque escuela alemán Schleswig- Holstein en puerto de Danzig (Gdansk)

Los primeros cañonazos de la Segunda Guerra Mundial sonaron en la madrugada del 1 de septiembre de 1939. A las 4,45 horas el buque escuela alemán Schleswig- Holstein empezó a disparar a la guarnición polaca de la península de Westerplatte, situada cerca del puerto de Danzig (Gdansk). Seguidamente invadieron el territorio polaco sin declaración de guerra un millón y medio de hombres. La Alemania nazi puso en práctica en Polonia el Blitzkrieg- guerra relámpago.

El buque escuela alemán Schleswig- Holstein en puerto de Danzig  (Gdansk)
Hitler inició los preparativos para el asalto a Polonia a finales de marzo de 1939, quince días después de la ocupación de las tierras checas. A su juicio, los polacos habitaban en territorios que por derecho histórico pertenecían a los alemanes.

Como Francia y Gran Bretaña habían permitido a los nazis borrar del mapa a Checoslovaquia, el Führer esperaba que Occidente guardase silencio también ante la invasión de Polonia.

Antes de lanzar el ataque a ese país, Hitler cerró con el líder soviético Stalin un pacto de no agresión. En su anexo secreto el documento estipulaba el reparto del territorio polaco entre Alemania y la Unión Soviética.

En vísperas de la invasión arreciaron los ataques de la propaganda nazi a Polonia. La campaña cuyo objetivo era justitifcar ante la comunidad internacional la agresión, culminó con una operación denominada Mercancía Enlatada.

Adolf Hitler
Se trató de un asalto escenificado al emisor alemán de Gleiwitz, cerca de la frontera con Polonia.

En la noche del 31 de agosto de 1939, miembros de las SS, disfrazados en uniformes polacos, asaltaron el emisor y difundieron un llamamiento a la minoría polaca residente en la parte oriental de Polonia, exhortándola a empuñar armas y levantarse contra Hitler.

Para dar la impresión de que el emisor había sido asaltado por un comando polaco, los SS dispararon sus pistolas. En el lugar dejaron “mercancía enlatada”, cadáveres de presos de un campo de concentración, vestidos en uniformes polacos. Serían presentados a los periodistas extranjeros como prueba del asalto polaco al emisor.

Hitler ya disponía de un pretexto para dar la orden a las tropas alemanas de cruzar las fronteras polacas y desencadenar la operación Fall Weiss, Plan Blanco.

El viernes 1 de septiembre de 1939 cinco ejércitos germanos atacaron simultáneamente el territorio polaco.

Soldados de la Wehrmacht,  frontera de Polonia
La superioridad de Alemania en material militar era aplastante. Sus tropas contaban con 2.500 tanques, mientras las polacas con apenas 475.

La aviación germana lanzó contra Polonia dos mil bombarderos y cazas, mientras que el país agredido contaba sólo con unos 300.

Desde el primer momento la Luftwaffe alemana dominó el aire y todo el territorio polaco sufría incesantes bombardeos. Las bombas dificultaron también la retirada hacia el este de unos 600 checoslovacos que habían huido de su país para luchar contra los nazis en el extranjero.

Los polacos se enfrentaron al enemigo nazi con extraordinario valor. Les alentaba la esperanza de que Francia y Gran Bretaña abrirían en Occidente el segundo frente.

Es que después del desmembramiento de Checoslovaquia por Hitler en marzo de 1939 Reino Unido había asegurado a los polacos que el gobierno británico les otorgaría toda ayuda posible en caso de ser amenazada su independencia.

En un protocolo militar, firmado en mayo del mismo año, Francia se comprometió a atacar a la Alemania nazi en un plazo de dieciséis días tras su ataque a Polonia.

Tanques soviéticos en Polonia
Ambas potencias occidentales declararon guerra al Reich alemán el tercer día de su invasión al territorio polaco.

Pero después no hicieron nada más, no dispararon un solo tiro en defensa de Polonia.

Una vez más, a Hitler no le falló su intuición. Esperó precisamente esta reacción de Occidente.

Traicionados por sus aliados occidentales y acorralados por las tropas alemanas, los polacos siguieron combatiendo. Pero la defensa polaca sufrió un golpe mortal cuando el país fue invadido desde el este por el Ejército Rojo soviético.

En la madrugada del 17 de septiembre de 1939 el embajador polaco en Moscú fue llamado a comparecer al Ministerio soviético de RR.EE .

A las tres horas de la madrugada un funcionario le leyó una dura nota, firmada por el ministro de RR.EE, Viacheslav Molotov, que decía que el Estado polaco había dejado de existir.

La nota alegaba falazmente que el Ejército soviético acababa de cruzar la frontera de Polonia para proteger, supuestamente, a su pueblo.

El pacto Ribbentrop-Molotov
Sin embargo, la opinión pública mundial no se dejó engañar. Comentaba que Rusia actuaba como una hiena que devoraba los despojos dejados por el león alemán.

La Unión Soviética ocupó una tercera parte del territorio polaco, tal como lo había estipulado el anexo secreto del pacto de no agresión, firmado con la Alemania nazi el 23 de agosto de 1939.

Gracias a la alianza con Hitler, Stalin recuperó para el imperio soviético las tierras polacas que habían pertenecido hasta 1914 a la Rusia zarista.

El 22 de septiembre de 1939 los soldados de la Wehrmacht y del Ejército Rojo realizaron un desfile militar conjunto en la ciudad polaca de Brest- Litevsk. En adelante pertenecería a Rusia...

El 28 de septiembre de 1939 las tropas nazis tomaron Varsovia. El 5 de octubre se rindieron las últimas tropas polacas.

Una vez derrotada Polonia, Hitler empezó a preparar la invasión a Francia.

Un año antes, en otoño de 1938, Francia y Gran Gretaña entregaron a Hitler en Múnich las zonas fronterizas de Checoslovaquia. Alegaron que así se preservaría la paz en Europa.

Las concesiones al dictador nazi no las salvaron de la guerra. El 27 de septiembre de 1939, el Führer, envalentonado por el éxito militar en Polonia, formuló su plan: “Aplastar Francia y con ello doblegar Inglaterra”.

El historiador inglés Niall Ferguson razona en su libro dedicado a la historia del siglo XX de la siguiente manera:

”Si Francia y Gran Bretaña hubieran rechazado las descaradas pretensiones territoriales presentadas por Hitler en Múnich y si en 1938 estallara por eso la guerra con Alemania, el Führer la habría perdido”.

El Tercer Reich no estaba todavía preparado militarmente para enfrentarse a Occidente y Alemania se habría hundido económicamente en caso de conducir una guerra.

El aplazamiento del conflicto alteró la correlación de fuerzas a favor de Alemania. En otoño de 1939 Hitler se sentía tan seguro que planeó desencadenar el ataque a Francia el 12 de noviembre. Los altos mandos alemanes eran, sin embargo, más prudentes. ¡ La fecha de la campaña de Francia fue aplazada unas treinta veces!

El 10 de mayo de 1940, Alemania violó la neutralidad de Bélgica y a través de su territorio penetró en el territorio francés.

Los método del Blitzkrieg, ensayados por las tropas nazis en Polonia, dejaron anonadados a los generales galos. Francia capituló el 22 de junio de 1940.

En agosto del mismo año, la aviación nazi empezó a lanzar devastadores ataques con bombas a las ciudades británicas. Durante largo tiempo Gran Bretaña sostendría sola el peso de la guerra contra Hitler en Occidente...

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